ESTA BIEN, desde luego, que esta bien, que el futuro Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, haya decidido bajar los salarios de los funcionarios de primer nivel y de aquellos que rebasan en gran parte el propio salario presidencial, en aras de una mejor administración de los recursos de la nación y buscar que dichas reducciones tengan un impacto positivo entre la gente que menos tiene, pues se entiende y parece que este es el objetivo principal, que de esa manera haya más dinero para atender el problema de la pobreza en general, sea extrema o no. México, en todo caso, necesita salir de esta condición social para entrar, de alguna manera, en la dimensión de los países desarrollados.

Pero mención especial merece el hecho de que también, en este proyecto general de reducir los salarios, se toma en cuenta lo que gana el Presidente de la República, sueldo, que como ya sabemos, no resulta ser tan alto como lo tienen otros funcionarios sin tener la responsabilidad del mandatario nacional, para conducir los destinos de la nación.

Esta medida no esta mal, siempre y cuando los salarios de los demás funcionarios y de ahí para abajo con todos los servidores públicos, se encuentren acordes con las condiciones económicas del país. El problema en sí, no son los salarios, sino todo lo que se llevan del presupuesto. De ahí que el mismo salario del Presidente, es lo menos que importa, pues puede cobrar o no este sueldo, ya que lo principal para ellos no esta precisamente en lo que se les paga, sino en los recursos que manejen directamente y a discreción.

No es cuestión, pues de hacerse tontos, porque la verdad de las cosas, cualquiera de los mexicanos en general, quisiera ser Presidente de la República, sin que le pagaran nada, pues saben bien que el asunto no esta en el salario, sino en otras oportunidades que pueden tener con dicha representación para hacer los negocios que quieran, tal y como ha sucedido siempre, aquí en China, como luego se dice popularmente.

Sin embargo, se ha generado polémica respecto a esta decisión del futuro Presidente de la República, cuando ha dicho que bajará el salario del Presidente y que el salario de los demás funcionarios de gobierno, no podrá estar por encima de lo que gana el Presidente. Desde luego, que todos estuvieron de acuerdo, no tanto, porque así lo haya expresado el futuro mandatario nacional, sino porque todos saben que esto es lo que menos importa.

A qué Presidente de la República, de todos los que ha tenido México, le ha importado, por ejemplo, que haya un funcionario de su gobierno, que gane más que él, pues en todo caso, lo que a cada uno de estos personajes importa es que tengan el nombramiento respectivo. ¿De no ser así, usted, amigo lector, cree que aceptarían trabajar arduamente como se los pide el Presidente en turno, si es que no tuvieran de donde tomar?

Así que el principal problema no esta en reducir salarios, sino en vigilar que los funcionarios ejerzan con transparencia los recursos que se les confía para que concreten todos los proyectos presidenciales. De qué servirá que se reduzcan sus ingresos como funcionarios o como el mismo Presidente, si tendrán la posibilidad de manejar directamente infinidad de recursos que ningún mexicano, se puede imaginar, así de primeras.

Son buenas las intenciones del futuro Presidente de la República, de esto no hay la menor duda, pero él mismo sabe que esto es solamente una forma de desviar la atención de los verdaderos problemas que tiene México, pues ahí esta esperando solución el asunto de la inseguridad, que estando presente siempre, jamás habrá posibilidad de crecimiento, porque no se tendrá ninguna garantía para trabajar dentro del marco jurídico que no se respete.

Puesto todo esto a consideración, no importaría que en lugar de bajar el sueldo del Presidente y de los demás funcionarios de gobierno, se les aumentara hasta una cantidad que fuera suficiente para que tales personajes pudieran cumplir con sus necesidades, tanto privadas, como públicas, puesto que un Secretario de despacho, por ejemplo, requiere de recursos para poder sostener su presencia en la sociedad y su personalidad de servidor público. Lo importante del caso, es que no se enriquezca con los recursos que tiene a la mano, como ha sucedido siempre, pues del sueldo, nunca un Presidente de la República, concluye su gestión, siendo rico o con grandes propiedades, como las tienen. Ningún Secretario, ningún Jefe o hasta ningún Delegado, podría de su sueldo, comprobar sus riquezas. Así de sencillo, así de claro.

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LA DICTADURA, es un régimen gubernamental, donde todos los poderes se concentran en un solo individuo, por lo que todas las decisiones que se toman por este sistema político o de gobierno, no admite opiniones en contrario, es más, se combate directamente a quien caiga en contradicción con las órdenes emitidas por el poseedor de todo el poder público.

Los demás grupos, el pueblo y la sociedad en general, quedan fuera de toda decisión y se pierde, absolutamente, cualquier indicio de la democracia.

Así es como se dan las cosas y el que manda se convierte en un hombre superior a todos y solamente su palabra, es la que cuenta. Sus decisiones son únicas y se tienen que cumplir al pie de la letra a no ser que quiera ser perseguido políticamente o de manera personal, donde se pone en riesgo, incluso, su propia vida.

Ese es el tema, sin lugar a dudas, que se ha puesto, muchas veces a consideración, porque hay acciones que pudieran, dentro de los gobiernos actuales, encajar dentro de este marco referido.

Por eso, cuando se habla de un verdadero cambio en el gobierno, todo mundo piensa, luego, luego, en mejores condiciones políticas, jurídicas y consecuentemente, sociales, porque el pueblo tiene la oportunidad de participar directamente en las decisiones gubernamentales.

Esto es lo que pasa cuando se da la oportunidad de tener un proceso electoral, que si bien, no cae dentro de la completa democracia, cuando menos permanece la esperanza de lograr una mejor vida para quienes son los gobernados.

Nunca, hay por esto, que abusar del poder, porque este, aunque lo parezca, nunca es absoluto.

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EL PASO DE VEHICULOS pesados por la transitada vía de Lázaro Cárdenas, solo se convierte en tema de actualidad, cuando sucede algún accidente o se tiene que esperar largo tiempo para poder trasladarse de un lugar a otro.

El tráfico pesado tiene que ver directamente en los dos casos. Uno porque son unidades que no pueden ser detenidas en un tramo corto, como sucede serlo en esta avenida, y otro, porque los grandes tracto camiones no permiten que haya una circulación fluida.

Además de todo esto, aunque no lo crea, circulan en diversos horarios, muchas unidades que transportan materiales peligrosos.

Desde hace años, la Secretaría de Protección Civil, había intervenido por petición del ayuntamiento local, para poner fin a estos altos riesgos para la gran mayoría de xalapeños que utilizan esta vía. En principio se detuvo este problema, pero con el tiempo volvió a ser un verdadero peligro para todos.

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Y EL LUNES, AQUÍ nos encontraremos, si otra cosa no sucede.

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