«Más allá del desprestigio que pesa sobre la burocracia alta, casi todas las dpendencias federales han desarrollado un servicio civil profesional de carrra, la mayoría integrado por mandos medios competentes y ya familiarizados con la manera de sacar delante el trabajo con resultados. Es un error considerar que quien trabaja para el gobierno debe asumirlo como un apostolado, simplemente se debe pagar de acuerdo con el mercado laboral de servicios profesionales. No hacerlo así propicia la crrupción o una pérdida de capital humano imprescindible para la calidad del gobierno». Lo escribe Liébano Sáenz en «Milenio».