COMO LO quieran ver, pero el titular del Órgano de Fiscalización Superior, el famoso ORFIS, Lorenzo Antonio Portilla Vázquez, se la ha rifado en el puesto que detenta y por mucho tiempo ha logrado sobrevivir a todas las tempestades.

Por años, ha estado pendiente de todo cuanto ocurre en las instancias que tiene que vigilar de cerca y ha superado todos los obstáculos que se le han puesto, quizá, para que su trabajo no revele exactamente toda la serie de anomalías que se generan y que pueden, en determinado momento, ser los elementos indispensables para poner en serios aprietos a los responsables de dichas áreas, tanto que muchos puedan ir a la cárcel por no atender los lineamientos de la transparencia en el ejercicio presupuestal a su cargo.

Al titular del Orfis, lo han calificado de todo, y lo han atacado con una serie de misiles en su contra y por las razones que usted quiera, ahí esta, firme en su posición, al pendiente de lo que tiene que hacer el organismo que tiene bajo su responsabilidad, lo que se manifiesta a través de la serie de análisis y revisiones permanentes que lleva a cabo a todos los entes fiscalizables.

Hasta ahora, a pesar de los golpeteos comunes, sigue de pie y en espera de que dentro del nuevo gobierno, sus acciones sean tomadas en cuenta, no tan solo para una posible ratificación legislativa, sino para dejar todo listo y en aras de una continuación del trabajo que ahí se lleva a cabo. La experiencia en el manejo de estas actividades de fiscalización, lo hacen ser uno de los pocos funcionarios que escapan a todo señalamiento irregular y al contrario, se le tiene, como un hombre que ha sabido enfrentarse a todos los obstáculos que se le han puesto.

Para Portilla Vázquez, la rendición de cuentas, es un principio que lleva necesariamente a poner el orden administrativo, para hacer que la transparencia sea parte indisoluble de la honestidad, pues de esa manera es como se logra un estado de eficacia en todos los programas y proyectos que dependen de las instancias que tienen responsabilidades con el uso de los recursos públicos.

Por eso, y muy a pesar de que las cosas políticamente han cambiado en el Estado de Veracruz, el Orfis, se mantiene como una institución de suma importancia para vigilar que todo camine correctamente y que haya menos probabilidades de que los recursos de los veracruzanos, no tengan otro destino que no sea el que tienen señalado para beneficio de todos en general.

No es nada fácil batallar a diario para hacer efectiva la responsabilidad encomendada, pues como instrumento legal para estudiar las cuentas públicas, se requiere plena voluntad para hacerlo y despojarse de toda tentación, ya que de esa manera, es como la tarea se realizará de la mejor manera y con gran responsabilidad, por lo que es justo decir que el orfis, fue una creación acertada para ser coadyuvante del propio Congreso del Estado, a quien se le rinden los informes correspondientes de quien o quienes no están actuando de buena fe en la responsabilidad que le han confiado.

Hasta ahora, el Orfis, ha sido un organismo, aunque debiera ser una institución en este sentido, porque no hay que perder de vista que su trabajo esta más allá de ser una simple actividad, sino todo un conjunto de acciones que tienen la responsabilidad de mantener el equilibrio en las finanzas en todos los entes fiscalizables.

Es la hora, pues, en que este organismo tenga que seguir, con mayor entereza, sus propios lineamientos, pues todo parece indicar que vienen nuevas épocas en el gobierno y en el trabajo administrativo gubernamental, donde imperará, seguramente, la tendencia a hacer más eficaces a las dependencias, con límites marcados por la austeridad republicana, pero centrándose, indiscutiblemente, en el buen uso de los recursos que están de por medio, porque éstos, quiérase o no, son el patrimonio de los veracruzanos.

Por eso, muchos de los que son auditados y cuyos resultados sean negativos, pasaran a formar parte de los señalados dentro del campo de la corrupción, el mal de todo tiempo, pero que ahora parece haber intenciones de acabar cueste lo que cueste. El Orfis, indudablemente, que seguirá siendo parte de este ejercicio por la honestidad.

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NO SE HA DADO la reunión entre los dos gobernadores del Estado. Uno, en funciones y el otro, electo, con destino a tomar protesta el primero de diciembre próximo.

Se entiende que ambos tienen que entablar el dialogo para hacer que la transición sea más que tersa, es decir, que contenga elementos indiscutibles de una entrega recepción que satisfaga completamente a las dos administraciones, una que se va y otra que llega.

Se había planteado la posibilidad de este encuentro desde que el Gobernador del Estado, Miguel Ángel Yunes Linares, reconoció el triunfo indiscutible de Cuitláhuac García Jiménez, pero por diversas razones este acercamiento no ha tenido lugar y cada día que pasa parece ser más difícil, porque en este momento, ya entraron en función algunas contradicciones entre el gobierno actual y el que llega.

Corre pues, la versión de que pudiera cancelarse esta reunión o de llevarse a cabo se daría dentro del campo estrictamente institucional.

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EL NUEVO GOBIERNO que encabezará Andrés Manuel López Obrador, ya está plagado de proyectos y programas que pretenden encausar el desarrollo nacional.

Para los estudiosos de las condiciones económicas del país, muchos de los proyectos, aunque siendo viables, serán muy difíciles de concretar, sobre todo, porque México, en principio es un país endeudado y con muchos pendientes por cuanto corresponde a la función social.

Ahí está el campo esperando que haya alguien que lo venga a reivindicar y le de el impulso que le corresponde, porque esta es la fecha en que promesas han surgido y promesas se ha ido, pero no han logrado que este importante sector del desarrollo nacional, tenga las condiciones necesarias para lograr sus propios objetivos.

Sin embargo, parece que todos los proyectos están fincados, precisamente, en estudios económicos bien definidos que respaldan todo lo que quiere hacer López Obrador, que de superar todos los obstáculos podría llegar a ser un buen gobierno, aunque para ello se tendría que asegurar su continuación en el futuro, pues en un solo sexenio, difícilmente se podrá recomponer todo lo que se ha descompuesto por años.

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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.

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