El pasado 28 de junio, el papa Francisco nombró a 14 nuevos cardenales en lo que fue su quinto consistorio. Siete de Europa, dos de África, dos de Asia, dos de América Latina y uno de Estados Unidos. Ahora el Colegio Cardenalicio está integrado por 226 miembros.
De ellos, 125 tienen menos de 80 años y por eso tienen derecho a votar en caso de citarse a un cónclave, que sólo se da por fallecimiento o renuncia del papa. Los otros 101 ya superan los 80 años y no pueden votar, pero sí asistir a la reunión si así lo desean.
El papa Francisco sabe que la única forma de garantizar, en la medida de lo posible, que continúe el proyecto de cambio que impulsa en la Iglesia desde el 2013, cuando fue nombrado, es que quien lo sustituya camine en la misma dirección.
Esto se puede lograr si todos los cardenales o la mayoría de los que tienen derecho de elegir al papa están en su misma sintonía. Eso hace necesario garantizar que el Colegio Cardenalicio se integre con miembros afines al proyecto que él promueve.
En la actualidad de los cardenales electores, 19 han sido nombrados por el papa Juan Pablo II, 47 por el papa Benedicto XVI y 59 por el papa Francisco. Éstos son ya la mayoría.
Es seguro que en los dos o tres o próximos años crezca el número de los cardenales con derecho a votar nombrados por Francisco y disminuyan, por razones de edad, los que fueron elegidos por el papa Juan Pablo II y el papa Benedicto XVI.
Ahora hay cardenales de 86 países de los cinco continentes. De los que tienen derecho a votar, 53 son europeos y 72 de los otros continentes que se distribuyen así: 18 de América Latina, 17 de Estados Unidos, 17 de África, 16 de Asia y cuatro de Oceanía.
El próximo 17 de diciembre el papa Francisco cumple 82 años. Si renuncia a su cargo al cumplir 85 años, como lo hizo Benedicto XVI, le quedan tres años y medio para seguir trabajando en su proyecto de cambio. Él no está obligado a dejar el cargo al cumplir esa edad y es algo que habrá de decidir en su momento.
Lo que sí es claro es que en estos cinco años y medio que lleva como papa de manera callada, con visión de futuro, se dio a la tarea de cambiar la correlación de fuerzas al interior del Colegio Cardenalicio como condición sine qua non de que continúe el proyecto de trasformación de la Iglesia.
Juan Arias, un conocido vaticanólogo, afirma en su artículo “El jesuita heredero de Juan XXIII” (El País, 08/07/18) que “la semilla está plantada. Y Francisco, que prefiere citar los Evangelios al Derecho Canónico, a pesar de su aparente sencillez, es, como buen jesuita, consciente de que las estructuras se cambian despacio, pero con actos concretos”.
Y añade que, “por lo pronto, del actual Colegio Cardenalicio, que deberá elegir a su sucesor, casi la mitad, 59, han sido ya nombrados por él. El realismo es también evangélico. No hay que olvidar que Jesús exhortaba a los suyos a ser ‘sencillos como las palomas, pero astutos como las serpientes’. Francisco parece ser ambas cosas”.
Rubén Aguilar
El Economista