Por Billie J Parker
Palabra de Mujer Columna
– La última palabra se ha dicho, todo el mundo se levanta y reina el silencio absoluto, no hay tiempo de celebrar ni de fandanguear, las cuerdas se han desafinado, de la serranía viene bajando un llanto, se ha ido el maestro y pilar de este movimiento Andrés Flores.
«-Hay que irlo a sembrar…”
«-Sí, exacto hermano, a la semilla hay que irla a sembrar… “(Mateo Rueda)
Y hubo 48 horas de fandango porque no había otra manera de despedir a un ser tan vital y virtuoso cómo Andrés Flores Rosas, destacado representante del son jarocho. Su talante pacificador, de beberse la vida en melodías y risas, fue fruto de la tradición.
A las 12 horas, el son jarocho Olmeca abordaba con el gobernador electo de Veracruz, Cuitláhuac García, el caso de la dolorosa situación de los músicos veracruzanos, abandonados por el sistema estatal, que no cuentan ni para atención médica o su propio funeral. Un minuto de silencio pide el gobernador electo, empero su familia queda en la orfandad.
Cuando internan a Andrés Flores su banda, la creciente comunidad del son Jarocho, movilizó corazones, organizó fandangos pero, ya no hubo manera de rescatarlo de las manos de la muerte floreada, que tanto pintaba en sus obras de artes.
Exiliado de su tierra Coatzacoalcos, debido a la violencia, viajó por el mundo para llevar al son Jarocho y su vida se extinguió por falta de recursos para atender la emergencia de un derrame cerebral.
Una muerte que pone a la vista la invisibilidad de los músicos de tradición, casi todos provenientes de la zona rural, indígenas o campesinos. Marginados de manera social e institucional, que confirmó el mismo gobernador electo García Jiménez, al revelar en reunión con la comunidad del son en la región olmeca, “nadie me avisó”. Evidencia que sus asesores, estando al tanto que iría a sesión de trabajo con los hermanos de uno de los representante más destacados de la música veracruzana, quien agonizaba en el Hospital Nachón de la Ciudad de Xalapa, no tuvieron a bien notificarle ¿Qué clase de acompañamiento le hacen al próximo mandatario en sus primeros encuentros con la sociedad civil.
Los protagonistas del son Jarocho se parten el alma por preservar y proteger el legado sociocultural y musical que pudiera desgarrar la inercia egoísta de una sociedad que rechaza los valores. No obstante su caminar descalzo por la tierra del olvido, en ellos sigue sobreviviendo el deseo de transmitir la tradición, que los nutre y hace amar la armonía, el goce y la paz.
Ellos los músicos como Andrés Flores, son inspiración y genialidad de los artistas que construyen su verdad cantando y desafiando a la vida. Se resisten al abandono con una sonrisa y magia en las manos y en las voces privilegiadas como la de Andrés, laudero, decimista y mago del pandero.
Miles de tuits, de todas las partes del mundo, entristecieron la red social, convirtiéndolo en tendencia esa lluviosa jornada, al apagarse la tarde -y la vida- de uno de los grandes representantes del Son Jarocho.
Como pocas veces la comunidad se vio unida, era la siembra, su legado, su última carcajada a la parca, que se lo llevó pero, no se lo llevó.
Nacido en El Corte, Veracruz, de personalidad solar, dirían los seguidores de la psicología Transpersonal, nunca dejó de reírse y cantar a la vida, contagiando a todos en su entorno. Considerado como “uno de los pocos ejecutantes del pandero del son, su conocimiento lo difundió por todo el mundo”, donde si lo reconocen.
Innovador, apasionado, Andrés llevó a Veracruz al mundo, sólo, con su jarana y su su pandero, a Estados Unidos, Europa, el Caribe y varios lugares más del mundo.
Andrés Flores fundó, con otros, uno de los mejores grupos del Son Jarocho, Chuchumbé, recuerda uno de sus más cercano y hermano Ricardo Perry, también fundador, hoy director musical de Los Cojolites y Preside el Centro de Documentación de la música veracruzana en el sur de Veracruz.
Las décimas de Andrés Flores mostraban problemáticas sociales cómo lo hacen los juglares modernos que no tienen más que el momento en su maleta. “Ser ilegal no es aquel, Que va buscando otro mundo, Y se va cual vagabundo, Con un látigo en la piel, Ser ilegal es el cruel, Gobernante, bandolero; Que manda su cancerbero; A pisotear lo que tienes; Y con trabajo sostienes; Todo país extranjero”.
Recuperando sus pasos luego de su velorio el domingo a las 20 Horas Recibió el regalo de Radio Fórmula, quien en el noticiero de MaruRojasenFormula.com (Gracias Maru) http://marurojasenformula.com/pod-cast-domingo-12-de-agosto-2018/#jp-carousel-47490 se le rindió un homenaje recordando su trayectoria, pero también exponiendo la injusticia social para con los cientos de músicos rurales, que han fallecido en el abandono de quienes los utilizan sin paga en eventos y cuando tienen un emergencia, los olvidan.