A lo largo de 18 años de campaña por la Presidencia de México, el ahora presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, pudo construir, primero en un pequeño grupo de seguidores y luego en espacios mayores, esperanzas e ilusiones sobre la certeza de que, si él llegaba a la Presidencia, todos los males de México se podrían resolver de un día al otro.
Los 30 millones de mexicanos que votaron a su favor están convencidos de que con él en Palacio Nacional el país va a cambiar. Según las encuestas publicadas después de la elección, 70% de los mexicanos piensa eso y 67% está seguro que va a cumplir con todas sus promesas. ¿Cómo López Obrador pudo generar tal cúmulo de esperanzas e ilusiones en amplios sectores de la sociedad? Hay cinco explicaciones que se interrelacionan:
1) En la cultura política de muchos mexicanos está arraigada la idea, es una creencia, que una sola persona, para el caso el presidente, es quien puede resolver todos los problemas del país. No es la ciudadanía con su trabajo sino el “mesías” esperado cada seis años quien por arte de magia va a hacer que todo cambie y sea mejor. Luego viene la decepción.
2) Ha crecido el hartazgo y el rechazo de la sociedad en contra de los políticos y los partidos. El arribo de la democracia en el 2000 generó grandes expectativas que no fueron satisfechas. Eso abrió el espacio, para una creciente decepción en la política y en la democracia que se tradujo en un gran malestar con lo que se considera es el sistema político y quienes lo conforman.
3) El gobierno del presidente Peña, el peor evaluado en la historia reciente de México, contribuyó al descrédito del sistema político y esa percepción favoreció de manera decisiva para generar muchas expectativas sobre López Obrador.
4) En estos últimos 18 años López Obrador, con presencia permanente en los medios, construyó un personaje, primero de víctima del sistema político y los poderosos, y después, de un político al margen y en contra del sistema, que logró identificarse, en un trabajo constante y sistemático por todo el país, con cada vez más ciudadanos que ponían en él las esperanzas y las ilusiones de un cambio.
5) El personaje López Obrador, primero fue él y luego el discurso, articuló una narrativa que sostuvo, nunca cambió el contenido, que él y su proyecto eran el único cambio posible. Todos los demás actores políticos, económicos y sociales eran la mafia del poder. Amplios sectores de la sociedad hicieron suya la afirmación. Luego vino que él y el proyecto del cambio eran lo mismo. Y eso también lo dieron por bueno.
Todos quieren mejorar su situación personal y que se termine la violencia, acabe la corrupción y los excesos de los políticos. Creen, tiene mucho de fe, que el personaje López Obrador es la garantía de que eso ocurra. Él entendió bien lo que la gente piensa y demanda, y supo generar y alimentar sus esperanzas e ilusiones. Eso le dio la victoria. Habrá que ver si puede responder a ellas.
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