*Uno quiere vivir como Peña Nieto, de sus ahorros, pero ya se están agotando, snifff. Camelot.

LO BUENO Y MALO DEL TLC

Anoche, viendo en Foro TV a los que saben de esas cosas, conducido y liderado por Leo Zuckerman, Javier Tello, el orizabeño, Macario Schettino, y Valeria Moy, analista financiera, el argüende del Tratado de Libre Comercio y la llamada presidencial, dieron los pros y los contras.

A FAVOR: Que Peña cacaraquea ese arreglo aún sin firmarse. Qué pese a todo, si Canadá no entra no hay tratado. Que se vio al presidente muy zalamero agradeciéndole a Trump, cuando debió marcar su raya y no ser tan melcochero, después de aguantarle un año de salvajadas y que lo cancelaría y su dichoso Muro, ahora es el salvador de la patria, el George Washington y el Lincoln y el Kennedy que todos aspiran a ser. Pamplinas. No deja de ser un racista, enemigo de México. Todos se echaron porras, los de Peña a los de López Obrador, sin ellos no hubiera sido posible el acuerdo, dicen del viejito que les acompañaba, Jesús Seade, me late que buscan camino de impunidad con esos halagos de cariñito azucarado, que sabe a bombón. Ildefonso Guajardo se lleva las palmas, aunque Videgaray era el amigo del presidente en esa mesa de negociaciones. El buen Ildefonso tiene un año aguantando a los matarifes de Trump, incluido el yerno mamilón con cara de bien portadito y amigo de los rusos.

EN CONTRA: Trump jugó como quiso con esa llamada presidencial, solo su rostro salió en escena, si estaban enlazados por qué no salió el mexicano. Otra, ponía cara de hueva cuando Peña Nieto le mandaba lindezas y le agradecía por una eternidad, vamos, medio sonrió con lo del tequila que Peña le dijo le invitaría uno de la casa Sauza Hornitos. Loret de Mola espantado de lo chiquito que es el Salón Oval, un día llamado Salón Oral, cuando Clinton y la becaria Mónica Lewinsky. Pocos comunicadores pueden ser testigos de la historia, y Loret lo fue, estar ahí sobre todo cuando hay una llamada presidencial amelcochada. Si AMLO y Peña se llevan tan bien, y AMLO lo pondera por todos lados, porque no lo invita a que sea su asesor por seis años, a Peña Nieto. El panzón secretario, Marcelo Ebrard, no quiso quedar fuera de ese escenario y salió a tirar su rollo. Trump mató el Tratado de Libre Comercio, lo repudió y quiere uno de ambas naciones. Si Canadá no le entra, lo quiere con nosotros. Viendo los diarios americanos, el The New York Times: “El Sr. Trump calificó falsamente el pacto preliminar entre los EE. UU. y México como «quizás el acuerdo comercial más grande que haya existido». Resistiéndose a lo irresistible, el presidente por fin cedió a bajar la bandera a media asta, en señal de duelo por el senador John McCain, que pidió a su muerte que el presidente no asistiera a sus funerales. La verdad, a esa hora, Yo Mero ya tenía como Trump cara de hueva y mejor me fui a ver una serie llamada Yellowstone, de vaqueros, de 10 capítulos, con el gran Kevin Costner, y allí me dieron la una y las dos y las tres, como dijera Sabina. Bendito pacto, que viene a removernos de nuestras entrañas. Aunque el periodista Jorge Fernández Menéndez, escribió: “No abran, todavía, el tequila”.

LA MUERTE DE JOHN McCAIN

A sus 81 años murió el senador, John McCain, un peso pesado de la política estadounidense. Enfrentó a Barack Obama en la presidencia y fue un gran amigo de México, pese a ser republicano. Héroe de la guerra de Vietnam, sufrió cautiverio por casi cinco años. Rodeado de su familia, habían decidido suspender el tratamiento de un cáncer cerebral que lo mató hoy sábado. Pese a ser del mismo partido que el presidente Donald Trump, dejó dicho a su familia que a su muerte no permitieran que a su funeral asistiera el presidente Trump, descanse en paz este amigo de México. Obama escribió en su twiter; “John McCain y yo somos de generaciones distintas, venimos de lugares distintos y competimos en los niveles más altos de la política. Pero nosotros compartimos, pese a nuestras diferencias, nuestra fidelidad a algo mucho más grande: los ideales por los que generaciones de estadounidenses e inmigrantes luchó, marchó y se sacrificó. Nosotros vimos nuestras batallas políticas, incluso, como un privilegio, algo noble, una oportunidad para servir como administradores de esos ideales en nuestro hogar, y llevar estos ideales a otras partes del mundo”.

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