Es verdad, la Reforma Energética de Enrique Peña Nieto fue un chasco para la mayoría de los mexicanos, y digo “para la mayoría” porque seguramente a “sus amigos cercanos” les fue muy bien. Cuando la implementaron, nuestra mayor esperanza era que bajaran los combustibles, pero simplemente eso no sucedió, al contrario; durante todo el sexenio el incremento alcanzó los 9 pesos aproximadamente. Al día de hoy, los precios de las gasolinas oscilan en $19.26 la magna, y la premium en $20.82 el litro, mientras el litro de diesel ronda por los 20.24 pesos.
Quitar la Reforma Energética fue una de las banderas políticas de Andrés Manuel López Obrador para ganar la presidencia, incluso tengo amigos que únicamente votaron por Morena por la promesa de que la gasolina bajaría de precio.
Otra de las banderas políticas fue la Reforma Educativa. Siempre dijo que la quitaría, aunque desde mi punto de vista no ha sido tan mala; obliga a maestros a capacitarse. Sin embargo, los maestros dirán otra cosa.
Pero ¿Qué pasará con la Reforma Hacendaria? Aunque no se diga, fue todo un éxito, pues según datos del último informe de Gobierno de 2012 a 2018, el padrón de contribuyentes creció un 78 por ciento, es decir: pasó de 38.5 a 68.4 millones de personas registradas en el RFC.
El incremento de la base de personas físicas y morales registradas en el Servicio de Administración Tributaria (aumentó 30 millones en el sexenio actual) se debió al uso de medios electrónicos, pues cualquier contribuyente puede acceder a la página del SAT con su CURP a la mano e ir llenando el formulario que le solicite el sistema. El resultado final será su Cédula de Identificación Fiscal o como comúnmente lo llaman: “sacar el RFC”; ¡y lo mejor! sin tener que acudir a alguna oficina de Hacienda.
De los datos del informe se sabe que en México existen 38.5 millones de personas que reciben un salario, 28 millones de personas físicas y 2 millones de personas morales.
Pero eso no es lo mejor… ¡sino la recaudación tributaria! En 2012 representó el 8.3 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB); en 2016, alcanzó el 13.5; y en 2017, 13.1 por ciento del PIB.
En pocas palabras: durante 5 años aumentó la recaudación en 4.8 por ciento del PIB.
Con respecto al Impuesto Sobre la Renta (ISR), aumentó del 4.8 por ciento del PIB al 7.2 por ciento del PIB.
El IVA logró un crecimiento del 9.8 por ciento, mientras que el Impuesto a las Importaciones logró un incremento del 5.7 por ciento.
En pocas palabras, Peña deja una máquina de recaudación impresionante, aunque a muchos no guste, pues ¿a quién le gusta pagar impuestos?
¿Seguirá la misma dinámica López Obrador en su sexenio?
AMLO ha dado ya algunas señales. La primera fue cuando declaró que la falsificación de facturas sería considerada un delito grave, pero como que después le varió al discurso frente a empresarios de Caintra en Monterrey, donde planteó la desaparición del Sistema de Fiscalización actual, incluso afirmó que ya no se llamarán impuestos, sino contribuciones.
AMLO además considera que debe facilitarse la declaración de impuestos. ¿Será porque tiene en mente que todos los mexicanos presentemos declaración anual? Sí, algo similar a nuestro vecino del Norte, Estados Unidos.
Aún recuerdo cuando inició la reforma fiscal y con ella el cambio del Régimen de Pequeño Contribuyente (Repeco) al Régimen de Incorporación Fiscal. Hubo una resistencia total, razón por la que la autoridad otorgó como facilidades no pagar Impuesto Sobre la Renta por dos años. Aun así muchos se resistieron y hoy siguen trabajando en la informalidad.
¿Logrará AMLO hacer el cambio? ¿Ahora sí todos los mexicanos accederán a declarar efectivamente todos sus ingresos? Porque según el nuevo planteamiento que será propuesto para que declaren las personas físicas y morales es que bajo la premisa de decir verdad y en uso de las facultades mentales se declare que “tuve tantos ingresos” durante el año X. Después de ello se le aplicará una pequeña fórmula y listo, da el total a pagar y se hace el pago correspondiente.
La finalidad de todo esto es según el Presidente electo, no ver al contribuyente como un delincuente en potencia, sino como un ciudadano responsable.
Definitivamente la idea suena bastante pacífica y armoniosa, pero ¿de verdad funcionará? Basta voltear a ver todas las redes de empresas fantasmas con las que han desviado recursos los funcionarios públicos y se han enriquecido vilmente. Ejemplos sobran y éstos seguro usted conoce más de uno.
Ahora, con respecto a la fiscalización, AMLO propone que sea por sorteo. Y yo me pregunto. ¿Por qué me van a molestar con auditorías si yo cumplo con mi pago de impuestos? ¿No que hay confianza?
En la misma reunión declaró que a mediano plazo se haría una consulta para entonces perfilar una reforma fiscal, pero el día de ayer ya hubo cambios. Al reunirse con los gobernadores de la frontera, AMLO se acordó de sus promesas de campaña y declaró que a partir del 1 de enero, la reducción del ISR será al 20% y del IVA, al 8%, además de duplicar el salario mínimo.
Creo que AMLO no está dimensionando las cosas pues primero, con todo lo que tiene planeado hacer, simplemente no le alcanzará para terminarlas; y segundo, en la fiscalización de impuestos no aplica la buena voluntad, pues ya muchos en redes sociales están pensando poner el domicilio fiscal de su negocio en la frontera norte y operar desde la frontera sur.
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