En la historia de América Latina nunca se había dado un éxodo de la dimensión del que ahora ocurre en Venezuela. Desde el 2014, 2.3 millones de personas han abandonado el país, siete de cada 100, según la ONU.
A ésos se suman los que dejaron el país de la llegada a la Presidencia de Hugo Chávez y hasta el 2013, que se calcula en 1.5 millones. Al día de hoy el total ronda en 3.8 millones en estimaciones de distintas fuentes.
El origen del éxodo de los últimos cinco años es la falta de bienes básicos y sobre todo de alimentos. La gente tiene hambre, asegura la ONU.
Todas las medidas económicas adoptadas por el presidente Nicolás Maduro, algunas que se inscriben en la lógica de la picaresca, han fracasado.
No hay ningún dato que diga que el éxodo se vaya a parar en el corto y mediano plazo. Y hay dudas de que pueda ocurrir en el largo plazo, de seguir el gobierno actual.
El éxodo venezolano se dirige masivamente a Estados Unidos y España, pero sobre todo a los países del sur del continente, donde ha crecido entre el 2015 y 2017 en 900%, de acuerdo con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) de la ONU.
Hoy, según la OIM, en Colombia hay 870,000 venezolanos; en Perú 354,421; en Estados Unidos 290,224 (dato 2016); en España 208,333 (dato 2017); en Chile 105,756; en Argentina 95,000; en Panamá 76,000 (dato 2017), y en Brasil 50,000 (dato 2017).
Ahora Colombia, que acoge hoy al mayor número de los venezolanos del éxodo, se ha convertido en un país de tránsito que se utiliza como escala para dejar Venezuela y buscar sitios más lejanos.
Los países receptores, en un primer momento, dice la doctora Feline Freire, de la Universidad del Pacífico en Lima, vieron el éxodo venezolano como un tema de política exterior y por lo mismo tuvieron una política migratoria abierta (El País 27.08.18)
Y añade que en la medida que el número del éxodo crece, todo indica que seguirá e incluso se va a incrementar, el tema se vuelve necesariamente de política interna. ¿Cómo garantizar los servicios púbicos, vivienda y trabajo? ¿Cómo hacer frente a las reacciones xenófobas de sus ciudadanos?
Los países de la región, por lo mismo, han empezado a endurecer su política frente al éxodo. Antes a los venezolanos no se les exigía pasaporte y ahora se les pide. Para la gran mayoría de ellos es imposible obtener el pasaporte.
A pesar de las dificultades, la gente que tiene hambre no se va a quedar en Venezuela y seguirán saliendo. En la medida que no haya posibilidades legales, lo harán en forma ilegal. Eso añade nuevos problemas al éxodo que no se habían dado antes.
Rubén Aguilar
El Economista