A Manolo Fernández Avila, el del mármol macheteado de la calle de Enríquez, le gusta la historia de México, el café- sobre todo el de «don Justo», declamar y tocar guitarra, los caballos, hablar maravillas del general y ex-gobernador Maximino Avila Camacho, viajar por las «Europas», y convivir con sus amigos cercanos, como lo muestra la foto que se adjunta a la cápsula. Si los ven jovenzones, es que la imagen data de hace 15 años.. Por cierto al único que le permite que le diga «Marmolito» Fernández es a quien escribe estas cápsulas. Con todos los demás, se molesta.