Cuentan los que saben que el poderoso dictador chileno, Augusto Pinochet, perdía todo el poder cuando llegaba a su casa, pues su esposa, Lucía Hiriart, se lo traía «jodido» y cuando se encabritaba mucho, lo correteaba con una escoba, pa´que se educara en el trato con ella. Aún vive ella, tiene 96 años y tuvo mucho poder.. Pero dicen que, en México, también el poderoso ex-líder obrero, don Fidel Velázquez, tuvo una esposa cubana, Nora Quintana, quien lo traía «azorrillado». Foto de «El Clarín». ¿A usted, compañerito, cómo lo trata la «dueña de hogar»?