De vez en cuando escribo algo sobre Xalapa, a veces en las redes sociales con brevedad pero, sobre todo, en artículos que intentan hablar de temas de interés público. Además de hacerlo con palabras, subo fotografías del momento para resaltar algún lugar atractivo o señalar alguna falla; también comparto las publicaciones que dan cuenta de nuestra historia en fotos, videos y notas. Nací en esta entrañable ciudad, aquí he hecho mi vida en todos los sentidos. Me considero xalapeñista, para decirlo con un subrayado en el término que me da identidad de origen. No solo xalapeño sino xalapeñista. Nací muy cerca del centro histórico y, con mi familia, fundé una colonia popular donde trabajamos colectivamente para dotarnos de los servicios básicos. Viví en un entorno de riesgos pero de enorme solidaridad comunitaria. La dureza de ese habitad se vuelve virtud a la larga, hay mucho mayor esfuerzo para salir adelante. Recorrí las escuelas clásicas de Xalapa, donde hice amistades sólidas que son referencia de los habitantes de siempre o amigos actuales. Hice trabajos varios desde niño, de vendedor de comida, pan y chicles; de talleres mecánicos, hojalatería y eléctricos hasta elaboración de pan y despachador de gasolina. Supe lo que significa hacer trabajos pesados, aprendí a meter las manos en labores que requieren esfuerzo físico. Hice mucho deporte, con acento en el fútbol y el atletismo; fui asiduo a las pistas del Estadio Xalapeño y de la Normal veracruzana, mucho antes de que estudiara ahí. Desde los tiempos de la escuela me inicié en la ruta xalapeña del trabajo burocrático como corresponde a quienes habitan en una ciudad capital, cubriendo interinatos. No seguí en la tradición de las plazas administrativas o docentes por inquietudes propias de estudios y participación política. En la Prepa me relacioné con ideas comunistas y socialistas pero fue en la Normal veracruzana donde asumí una definida postura política con acento de izquierda. De ahí hasta la fecha en la ruta de la unificación de las izquierdas y la lucha por la transformación democrática de México y Veracruz. Fui Regidor de Xalapa en 1982, a los 23 años de edad, es decir, algo joven para el contexto político y partidista de esa época. Conozco, por lo tanto, como funcionan el Ayuntamiento y el Cabildo; también se de los problemas de nuestro municipio, los de entonces y los de hoy. En cualquier espacio de la función pública donde he estado siempre he dado prioridad a la gestión de recursos para Xalapa.

Siempre he vivido aquí, disfruto las bondades de nuestra ciudad y padezco sus problemas. Tenemos grandes cualidades en nuestra actitud hospitalaria, en nuestra fortaleza cultural y en el entorno verde que da imagen y buen ambiente a Xalapa. Entre los problemas a destacar y atender con seriedad habría que anotar a la saturación de vehículos, al abasto de agua y al vertimiento de desechos, entre otros. Hay, por supuesto, altas y bajas en la seguridad; también momentos difíciles en lo económico pero es más lo que hace de Xalapa una municipio óptimo para vivirlo. La población de Xalapa se compone por sus originales y por sus llegados del interior del país y del extranjero. No hay rechazo a los avecindados. En ese sentido somos hospitalarios y, por tanto, adoptamos un rasgo leve de cosmopolitismo. De ver todos los días nuestro entorno, imágenes repetidas, tal vez nos acostumbramos y no lo valoramos suficientemente. Lo digo en el ánimo expreso de abogar por las enormes cualidades de nuestra ciudad: su carácter estudiantil y, por tanto, juvenil, su patrimonio educativo y cultural ( la Escuela Normal y el Museo de Antropología más antiguos de nuestro país ) así como sus parques y áreas verdes. En mi experiencia, cuando he estado en cualquier lugar de México, siempre escucho elogios para Xalapa. Hay que abordar las mejores y variadas maneras de consolidar nuestra identidad, con dinamismo y convicción desarrollar nuestra personalidad. Lo primero es tener una ciudad habitable para nosotros de tal manera que podamos ofrecerla a los visitantes. Una ciudad limpia, segura, con actividades públicas, con centralizados atractivos y con un funcionamiento decoroso. Tenemos mucho potencial para ser una ciudad distinguida en el contexto nacional.

Debe ser claro a estas alturas que no dependemos de un determinado partido para aspirar a una buena administración municipal y a un municipio mucho mejor: sustentable, incluyente, solidario y democrático. Tampoco la actividad o profesión de las autoridad define algo sobresaliente. Es más que todo eso lo que se requiere para dirigir y vivir con calidad en Xalapa. Es amor por el terruño, es identidad con su historia, es vivir sus etapas de desarrollo, es asumirla como casa común y voltear viendo rostros y lugares comunes. Es participación ciudadana, es compromiso de la gente, es espíritu colectivo. Con buena actitud y seriedad se pueden hacer grandes cosas para una ciudad que tiene todo para ser disfrutada y mayor referente a nivel nacional, al menos.

Recadito: no tengo porque simular nada, voy a ser candidato en la próxima elección municipal.

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