Hemos leido de muchos casos de choferes de funcionarios y líderes sindicales que por el cariño que les toman sus jefes, por lo bueno- o regular- que les aprenden a ellos, o por superación personal con una mayor escolaridad obtenida, llegan a suceder a sus superiores o a ocupar otros posiciones destacadas en el gobierno o los sindicatos. Este lunes, Bibiana Belssaso en «La Razón» cita dos ejemplo de personajes que llegaron a ser gobernadores: René Juárez Cisneros, quien de joven vendía camarones en la playa, en Acapulco; y Ricardo Monreal, quien vendía chockomiles en el mercado.