En la medida en que pasan los días, se hace cada vez más claro cuál va a ser el estilo de hacer política y gobernar del presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, y también su forma de comunicarse y relacionarse con la sociedad y los medios de comunicación.

No es un modelo original y se parece mucho al de otros candidatos y gobernantes ya en el poder. Los analistas con frecuencia citan el estilo Trump como el inicio de un nuevo paradigma que se propaga a otros países.

Para el caso de López Obrador, que está en campaña desde hace 20 años, su estilo es anterior al de Trump. Lo evidente es que en países diferentes ha surgido una nueva forma de hacer campaña y también de hacer gobierno.

Antón Costas dice que “estamos ante una nueva internacional nacionalista populista” (El País, domingo, 14/10/18). Políticos de izquierda y de derecha hacen propio este nuevo estilo. La estructura es la misma, aunque pueda ser distinto el contenido de la propuesta y de lo que se dice.

A unos y otros les es común el “deslegitimar el sistema político liberal y las instituciones básicas” que implica pasar del ciclo político del liberalismo cosmopolita, construido en las tres últimas décadas, a un renovado ciclo del populismo nacionalista de derecha o izquierda.

El modelo no se basa, dice Costas, en la competencia entre los partidos sino en movimientos nacionales al servicio de esos “hombres fuertes”. Estos gobernantes, aunque siempre han sido parte del sistema, se presentan como antisistema y quienes habrán de poner fin a las políticas liberales y terminar con la corrupción.

Ahora estos populistas aumentan en todo el mundo a pesar de las críticas y del anuncio de los peligros que bajo este tipo de gobernantes corre la democracia, la convivencia social y el sistema económico liberal vigente.

Costas plantea que una posible explicación de lo que sucede, en eso coincide con otros analistas, está en que para muchos electores ya no son alternativa los partidos tradicionales y los políticos corruptos encumbrados en los últimos 20 o 30 años.

“Más que elegir a los populistas lo que hacen muchos es rechazar el viejo y corrupto sistema político y un tipo de economía que juega en su contra”, dice Costas. Eso se repite en muchos países.

Para el caso de México, hay análisis sobre el comportamiento de los votantes de la elección presidencial pasada, que revela que de los 30 millones de quienes votaron a favor de López Obrador sólo 16 millones se identifican con él y los otros 14 millones votaron en rechazo a los políticos en el poder.

Si se quiere enfrentar a los populistas, de derecha e izquierda, lo que se debe hacer, plantea Costas, es reconocer el legítimo deseo de cambio de amplios sectores de la sociedad. El éxito de los populistas se basa en que han entendido bien esa demanda.

La única manera de superar el populismo y a los populistas es ofrecer una atractiva propuesta de cambio. Una en la que los más amplios sectores de la sociedad se sientan incluidos y vean, de manera palpable, cuál es el beneficio que reciben. Ése es el gran reto, para quienes no quieren que el populismo avance.

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El Economista