La capacidad que tiene Andrés Manuel López Obrador para fijar la agenda de los medios y a través de ellos de imponer los temas sobre los que se discute en los espacios públicos es notable. En eso es un maestro consumado.
Él sabe muy bien cómo funcionan los medios. Da nota no sólo con sus declaraciones, siempre atractivas, sino también con eventos como el de la consulta pasada, que en los próximos días seguirá presente en los espacios de la discusión pública.
Los medios, las redes y la comentocracia tenemos semanas discutiendo sobre la consulta. Por semanas, su resultado e implicaciones seguirán siendo tema del debate en los espacios públicos.
La consulta es un ejemplo claro de que establecer el o los temas de la discusión en los medios no es garantía alguna de ganar las ideas que se esgrimen o de las acciones que se proponen.
Es evidente que la opinión publicada y estar en el espacio en los medios no derivan necesariamente en influir en la opinión pública e incluso una intensa presencia mediática puede tener efecto contrario a lo que se busca.
Sobre la consulta, lo que mayormente estuvo en los medios, que no sean los artículos de la comentocracia, son las declaraciones del candidato electo y de funcionarios del próximo gobierno. Los medios simplemente reprodujeron lo dicho por éstos.
Lo que se leyó en las redes fueron básicamente descalificaciones e insultos de los que quieren que continúe la construcción del nuevo aeropuerto y de aquellos que están en contra y sostienen debe construirse uno en la Base Aérea de Santa Lucía.
Ni en los medios ni en las redes hubo debate. En el caso de Santa Lucía, nunca se presentaron documentos para mostrar las ventajas técnicas y financieras de esa opción. Sólo dichos y discursos.
En contra de la construcción del nuevo aeropuerto en Texcoco nunca se presentaron documentos que probaran que no era viable. Sólo dichos y discursos.
Después de la campaña electoral pasada, los grandes medios de comunicación de Estados Unidos reconocieron haberse equivocado al haber dado cabida a los dichos y discursos falsos del candidato Donald Trump.
Eso los obligó a cambiar su forma de cubrir y registrar lo dicho por el ahora presidente. Se recoge lo que dice, porque es noticia, pero se aclara si lo que afirma son medias verdades o francas mentiras. Los dichos y los discursos por sí ya no tienen lugar.
El presidente electo ha dicho que habrá más consultas y los medios tienen que cambiar la manera de dar cobertura al presidente, a sus funcionarios y este tipo de eventos. No pueden hacerlo sólo registrando sus dichos y discursos y tampoco el de los opositores.
No pueden ser pasivas cajas de resonancia de los intereses de los hombres del poder. Los medios, por un lado, deben evitar ser usados y, por otro, tienen que denunciar las medias verdades y mentiras de los políticos. Ésa es parte de su tarea. Eso exige la nueva realidad del país.
El Economista