La fiesta de Halloween se ha convertido en una de las celebraciones más populares y difundidas del siglo XXI, ya que actualmente representa la oportunidad de utilizar disfraces y pedir dulces.
No obstante, la celebración que conocemos como Halloween nació como una mezcla de la fiesta pagana de Samhain, que se llevaba a cabo la noche del 31 de octubre por los pueblos celtas de Irlanda.
Durante esta importante noche, Samhain celebraba el final de la época de cosechas y el comienzo de un nuevo año celta. También se creía que la puerta entre el mundo de los espíritus y el de los vivos quedaba abierta.
En aquellos tiempos era costumbre utilizar nabos llenos de carbón ardiendo como faroles para guiar a los familiares fallecidos y con ello asustar a los espíritus malvados.
Varios años después, el resurgir de Samhain se produjo en el siglo XVIII, cuando los inmigrantes irlandeses lo llevaron a Estados Unidos y popularizaron gracias a diversas leyendas de terror.
En el siglo XIX, cuando la nueva forma de celebrar Halloween empezaba a estar asentada, se cambiaron los nabos por calabazas debido a que era más fáciles de tallar.
Con el paso del tiempo la celebración se ha ido transformado y hoy en día, cada 31 de octubre, día de Halloween o “Noche de Brujas” como se ha popularizado, cientos de personas aprovechan la ocasión para vestir aterradores atuendos y pedir dulces.