Al término de los días de ofrenda a nuestros muertitos –aunque debería ser a diario el recuerdo que se les brinde-, en la vida cruel y marchitándose por desquicios –así en plural- de todos y cada uno de los vivitos y coleando, parece que la situación se pone peor. No se avizora que el mal tiempo vaya a cambiar, aunque Amlito diga que no es tormenta sino sólo llovizna lo que por los cielos de México está pasando. Pos no, porque en realidad está sucediendo aquí en la tierra, donde pisamos lodo, tumbas, fosas, muerte. En verdad que ya no quisiera uno referirse a tantos males, pero díganme si no está aquí y allá cayendo un huracán de incertidumbre y desconcierto, por decir lo menos. Nomás esperamos un terremoto y asunto acabado. Desde luego que no todo en el horizonte es negrura, pero necesitamos paraguas para sobrevivir. Y tenemos que hacerlo. Porque estamos hechos de esperanza y dicen que la esperanza muere a lo último. Ahí está, Chatos. Póngase vivos, buzos o nos llevarán los pingos.
Entretanto, en la política a la mexicana sigue la mata dando –¿cuándo no?-, puesto que se avecina el cambio de gobierno y, ay nanitas, sálvese quien pueda. Y como ya inició la 65 Legislatura del Estado de Veracruz, donde todo parece que cada quien jalará agua pa’ su molino, pos para dónde correr. Sí, hay esperanza, pero de eso a una cuarta transformación ‘ta por verse. Bueno, demos tiempo al tiempo y el beneficio de la duda.
Por lo pronto, ahí están las consultas pa’ que México siga su camino… ¿Hacia dónde? Ya fue por el aeropuerto, luego será por el tren maya, más tarde vaya a usted a saber por cuál motivo. Mañana se realizará una consulta pa’ ver si usted y yo decidimos morirnos hoy o dentro de un año. Entiendes Méndez o te lo explico Federico. ¿Y dónde la tecnología, las investigaciones, la ciencia, la filosofía, la sabiduría? No estoy contra lo que decida el pueblo, estoy contra los mañosos y tramposos vestidos de buenas gentes y dizque con ganas y todas las celestiales intenciones de cambiar para que todos mejoremos. Desde luego que no admito tampoco tanto robo y daño ya hecho a México por la violencia, la impunidad y la corrupción reinantes. Pero debe buscarse un punto de apoyo y moveremos al mundo. ¿Se acuerdan? He aquí otra vez: tiempo al tiempo y demos el beneficio de la duda.
Al menos se establece ya en la Ley Federal de Remuneraciones de los Servidores Públicos publicada en el Diario Oficial de la Federación (DOF) que cuando se apruebe el presupuesto 2019, ningún servidor público recibirá “una remuneración o retribución por el desempeño de su función, empleo, cargo o comisión mayor a la establecida para el Presidente de la República en el Presupuesto de Egresos de la Federación”.
Qué bien, pero veamos, dijo el ciego, qué sucederá. Lo de la lana a los ex presidentes mexicanos me tiene sin cuidado, ya se llenaron los bolsillos y se hincharon de negocios sucios. ¿Qué con el grueso de la población que aún vive en la miseria? Esa dichosa miseria olvidada. ¿Otra vez tiempo al tiempo?
Los días y los temas
El próximo 12 de noviembre será el Día Nacional del Libro, y libreros de Xalapa lo celebrarán del 8 al 19 del mismo mes en la Plaza Sebastián Lerdo de Tejada. Ahí nos vemos, digo pa’ los que les gusta leer o, dijera un amigo, babosear y comprar libros por kilo y nunca los lea. Porque en educación y lectura estamos de la chingada. Por eso otro amigo me dijo: ¿Pa’ qué la consulta? Digo sólo digo lo que dicen. Y ya saben que hay malas y buenas lenguas. Y está el beso de Judas, y el beso de… No hay que ser indiscreto, Camila, esos besos de lengüita que tanto gustamos.
De cinismo y anexas
Mi amigo Sergio Alejandro Villa me ha regalado y promete seguir regalándome varios libros. Muy agradecido, los leo con entusiasmo. Hay uno que se llama La dicha que el gallo tiene, de Marco Aurelio Almazán, mejor conocido como Marco A. Almazán, donde leo y les comparto el epígrafe de una “Canción popular mexicana”:
“Quisiera tener la dicha,
la dicha que el gallo tiene:
de tener muchas gallinas
y a ninguna la mantiene”.
Y tiene una dedicatoria del autor:
“A los animales en general, que me
son altamente simpáticos. Excepción
hecha de aquellos que deambulan
con apariencia humana”.
Y hablando de libros y animales, Georg C. Lichtenberg escribió el aforismo siguiente: “Es difícil sentir la herencia del mono en los pies humanos, pero a veces se puede. En cambio, es my difícil llegar a lo humano”.
Ahí se ven.