*Cuando el sabio señala a la luna, el necio mira al dedo. Camelot.

LOS SUPERDELEGADOS

En el nuevo estilo de gobernar, la patria sucumbe a los pies de su nuevo mandatario, uno que llegó con 30 millones de votos, que lo validaron a hacer y ser y deshacer (el famoso to be or not to be) el presidente con más poder desde que los priístas llegaron ya, y llegaron bailando rica-cha. En el Congreso de los diputados, con el aval de Morena y los del PRI, que se sumaron, dando pena porque combatían al partido que los mandó a la cola de la votación y hoy andan de pide-chi-chi para ver si se les quedan algunas migajas legislativas. Dan pena los pobres, desde la veracruzana Anilú Ingram, pidiendo en la cámara justicia para Veracruz, hasta los levanta-dedos de sus correligionarios. Además, Morena debe evitarlos porque es de conciencia histórica que el PRI siempre votó en contra de las cosas buenas para los y las mexicanas, lo dijo AMLO, no yo. Reforman la Ley Orgánica de la Administración Publica para darle poderes al presidente López Obrador, que llegó como Clark Kent y ahora anda volando como Supermán, y no se ve la Kryptonita que se le atraviese; entre esas Reformas, que irán al Senado para su aprobación, está la contemplación por ley de los Superdelegados, que estarán solo bajo la disposición del presidente López Obrador, y que sienten los gobernadores, de su partido y de los otros, que es una piedra en el zapato para todos, una forma de control a la antigüita, cuando solo los chicharrones del PRI tronaban, tiempos del carro completo o de la Democracia imperfecta.

AUN HAY MAS

Los Superdelegados estarán bajo el mando de la Secretaria de Bienestar, y como lo van a hacer ley modificando los artículos, pues a aguantarse y comenzar a pedir asilo político y audiencias a ellos, el de Veracruz, Manuel Huerta Ladrón de Guevara, ya tiene sus alabarderos y fichas para ir, uno por uno, oyendo a todos, mientras el gobernador a ver qué hace. La cargada se verá en esa oficina. Al tiempo. Dante y sus muchachos se fueron de la votación, el PAN también, los del PRD se sumaron, quedaron Morena y el PRI como nuevos aliados, bien dice el dicho, donde manda capitán no gobierna marinero, y siempre es mejor estar cerca de las sagradas nóminas que da la patria. Algunos dan pena. Este Congreso no tiene contrapesos. Tiene a la cargada, sumada con los priístas. Lo dijo Confucio: ‘Para crecer necesitas aliados’. Pero también dijo: “Los vicios vienen como los pasajeros, nos visitan como huéspedes y se quedan como amos”. Veremos.

EL POTRERO DEL ESTADIO AZTECA

La cancha del Estadio Azteca, que un día fuera pasto sagrado (Ángel Fernández decía), pues se ha ido a la burguer, diría un chamaco leperón. Un evento que nos ubica en el mapa del mundo, un juego de la NFL entre Kansas y Carneros de los Ángeles, que programado estaba para ese estadio, fue suspendido de tajo, tarjeta roja a la poderosa Televisa. Ese estadio al que echaron a perder, quitándole la magia que tenía y el cupo y capacidad, porque estos mismos gringos le pidieron adaptaciones que lo minaron, su pasto es un potrero, casi como cuando de jóvenes jugábamos en Paraíso Novillero, allá por Cosamaloapan, que pasto no había y cuando caías había que sortear la tierra y las raspaduras de rodillas. Así estaba este Azteca. Algo les pasó a los Cuatro Magníficos de Televisa. Se rumora que Emilio Azcárraga ya no vive en México, está en Miami, quizá por eso ha descuidado todo lo relacionado al futbol, donde su padre fue pionero y gran visionario junto con Don Cañedo, como le decía cariñoso Joao Havelange, presidente de la FIFA, pues entre Guillermo Cañedo y el segundo Azcárraga, El Tigre, trajeron dos mundiales a esta tierra mexica, hoy llena de cadáveres y fosas comunes, cuando la dicha inicua de perder el tiempo nos favorecía. Recuerdo que para el segundo mundial, el de México 86, Estados Unidos peleó la sede y mandaron de avanzada a Henry Kissinger y a su lado al Rey Pelé. La dupla Azcárraga-Cañedo, los golearon, los dejaron con la carabina al hombro y el Mundial se vino a México, por segunda vez. Éramos de primera. Chuchas cuereras. Es real aquella anécdota cuando El Tigre fue a ver a su padre, el Primer Azcárraga, Don Emilio, y le llevó la maqueta del Estadio Azteca, con capacidad para 87 mil espectadores, que sería el primero en México y el undécimo en el mundo. Construido por el gran arquitecto Pedro Ramírez Vázquez y financiado por Bonos del Ahorro Nacional. El padre por poco lo corre de su oficina de Chapultepec 18. ‘Estás loco’, de loco no lo bajaba, no estaba loco, fue un visionario, un atrevido que logró construir ese estadio con la sapiencia y la visión de El Tigre, estadio que no solo albergó dos mundiales. Y vio nacer la leyenda de aquella Mano de Dios, cuando Maradona se elevó al cielo y con su manita inocente, les clavó un gol a los ingleses, cuando ni se soñaba con el VAR y esas cositas. Es una pena que esté como potrero, que su pasto ande más deteriorado que los de mi pueblo.

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