«Peña Nieto deja un país polarizado, cuya ciudadanía desprecia a la política y a los políticos por su corrupción e ineficiencia. Peo el México que deja cuenta con una plataforma económica infinitamente más sólida que la casi totalidad de nuestros vecinos al sur del continente y de muchas otras latitudes, y con un enorme potencial hacia adelante. Junto con las carencias, errores y corrupciones de los que se van, el nuevo equipo es incapaz de reconocer que existen cosas buenas sobre las que puede y debe construir. Son más propensos a los juicios lapidarios que a diagnósticos basados en sólidas evaluaciones». Lo escribe el siempre lúcido Luis Rubio en «Reforma».