El noruego Magnus Carlsen retuvo este miércoles en Londres su corona de campeón mundial de ajedrez tras derrotar por la vía rápida (3-0) en el desempate al aspirante, el estadounidense Fabiano Caruana, al que no había logrado vencer una sola vez en las doce partidas del Mundial a ritmo clásico.
Caruana, que soñaba con devolver el título mundial a los Estados Unidos después de 43 años, con el genial Bobby Fischer en el recuerdo, sufrió un completo revolcón en el desempate, que puso de manifiesto de modo contundente la superioridad del noruego que presagiaban las estadísticas en partidas rápidas.
Magnus ganó las tres partidas. No fue necesario llegar a la cuarta que contemplaba el reglamento y el marcador final refleja un un engañoso 9-6 para el campeón, que había sido ligeramente inferior al estadounidense en la fase “regular”.
Por segunda vez consecutiva, Carlsen retuvo el título gracias a su velocidad de análisis en el desempate. Hace dos años derrotó también por esa vía al ruso Sergey Karjakin. Este era el décimo desempate que jugaba en once años y, como en todos los anteriores, liquidó a su adversario con gran facilidad.
Después de terminar en tablas las doce partidas de ajedrez clásico, un hecho sin precedentes en la historia del Mundial, el título tuvo que dilucidarse a ritmo rápido, con partidas de 25 minutos por jugador y 10 segundos de añadidura por movimiento.
Todo apuntaba a una fácil victoria del campeón. El noruego lideraba el ránking de ajedrez clásico con 2.835 puntos ELO, sólo tres más que Caruana, pero era también el mejor en rápidas (2.800) y en relámpago o blitz (2.939), modalidades en las que el aspirante es mucho más flojo: décimo con 2.789 y decimoctavo con 2.767, respectivamente.
Había, no obstante, un resquicio abierto a la esperanza para Fabiano, que había hecho notables progresos en ajedrez rápido. En los tres últimos años, su cuenta con Carlsen estaba empatada en rápidas (2-2) y cedía ante el noruego por 2,5 a 5,5 en blitz.
Abrió el fuego Carlsen con blancas en la primera rápida y lo hizo con la inglesa 1.c4 para sacar al estadounidense de la preparación desde el primer momento.
El campeón sacrificó temporalmente un peón para desordenar el flanco de dama negro y obtener la pareja de alfiles. A continuación fue acentuando las debilidades de Caruana pero se demoró 9 minutos antes de jugar 24.Axe6+, que no era la más aguda, aunque accedió a un final con peón de más.
Y con un minuto en el reloj Caruana cometió el error fatídico con 37…Rxe4, omitiendo un jaque previo de torre en a2. Carlsen aprovechó el regalo y liquidó la batalla en 55 movimientos. Lo que no había conseguido en más de 50 horas de partidas clásicas, lo obtuvo en el primer lance acelerado.
Toda la presión en el segundo juego para el aspirante, que abrió, como siempre, con 1.e4 en una siciliana abierta. Caruana, que había besado la lona, se vio en la obligación de jugar agresivo al incorporarse y no tuvo la calma suficiente para acertar con la línea adecuada. Bien al contrario, atacó a pecho descubierto y cometió otro grueso error con 26.c7 que le costó la partida y lo dejó al borde del K.O definitivo.
No hubo necesidad de agotar las cuatro partidas. Caruana, otra vez con negras, replicó en la tercera con una siciliana contra 1.e4 que el campeón utilizaba por primera vez en este Mundial.
El candidato necesitaba complicar la posición porque sólo le valía la victoria. Carlsen, por el contrario, buscó siempre la solidez frente a un rival desesperado que cometió otro grave error y cerró el Mundial con tres derrotas y un resultado tal vez injusto.
La victoria contundente de Carlsen en las rápidas, en comparación con la ligera superioridad de Caruana que habían registrado las partidas clásicas, intensificó la polémica sobre la mejor forma de resolver los empates en un Mundial.