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Europa Press

Tres años después de “Sirope” (2015) y tras celebrar en 2017 las dos décadas de su célebre álbum “Más” (1997) -el más vendido de la historia en España-, Alejandro Sanz(Madrid, 1968) regresa oficialmente este viernes con “No tengo nada”, primer single de avance del disco que publicará a mediados de 2019 con el título de “Hashtag”.

“Quería hacer una canción muy sencilla pero emocionalmente profunda”, resume a Europa Press el madrileño, para luego añadir: “Transmitir mucho con muy poco, no solo en cuanto a la letra, sino también en los arreglos. En pintura eso es lo que persiguen todos los pintores a lo largo de la historia y he intentado hacer eso con la música”.

“No tengo nada” aborda la obsesión del ser humano de poseer cosas cuando, en ese empeño, no es en realidad dueño de nada. “El hombre siempre ha buscado una forma de abstraerse de la realidad, no solo en este momento, aunque sí que se ve un poquito más acentuado. Creemos que poseyendo y comprando cosas vamos a ser más felices y perseguimos eso en bucle, corriendo detrás de la felicidad, cuando la felicidad probablemente la tenemos al lado”, reflexiona.

Aunque “No tengo nada” lleva poco más de doce horas disponible, el madrileño asegura haber recibido ya “ese calorcito especial” cuando tanto sus amigos como la gente en general “se emociona” con algún lanzamiento suyo. “Siempre que hay un lanzamiento uno tiene nervios, pero me deja tranquilo saber que les llega. Para mi eso es el éxito”, subraya.

Grabado entre los meses de marzo y octubre de 2018 en Miami, el sencillo incluye un arreglo de cuerdas escrito por Julio Reyes y Alfonso Pérez e interpretado por The City of Prague Philharmonic Orchestra, consiguiendo así un sonido épico y clásico a la par que de alguna manera contemporáneo.

LO CLÁSICO ES LO NOVEDOSO

A este respecto, Alejandro Sanz plantea: “Me da la sensación de que lo clásico es más novedoso que nada hoy en día. El hecho de trabajar con la Orquesta de Praga y luego pasarlo por un filtro… Hay que tener valor para grabar cuerdas con veinte músicos y luego pasarlo por un filtro. Es muy moderna la forma de tratar esos arreglos que son clásicos, y hoy en día suena más moderno que nunca hacer una cosa cocinada a fuego lento y con los elementos que se grababa siempre”.

Esta afirmación le lleva a lamentar que hoy en día todo se haga con “rapidez” buscando la “inmediatez”. “La gente tiene tantos impactos que busca la satisfacción inmediata”, apunta, para acto seguido defender que hay que seguir apostando por la perdurabilidad: “Alguien lo tiene que hacer. Es interesante que los artistas sigamos apostando por eso, y hay muchos artistas que lo siguen haciendo, esto no es el desierto”.

El videoclip de “No tengo nada”, obra del realizador Jaume de Laiguana, emerge como un tributo a la necesidad que tenemos las personas de recibir un abrazo inmersos sin darnos cuenta en la soledad cotidiana.

“El personaje que yo interpreto representa un poco la música o el amor, las herramientas que usamos para comunicarnos”, desvela Sanz, quien aún añade: “Si pudiéramos abrazar tanto a la gente como abrazamos nuestro móvil el mundo sería otro. Que nos miremos más. Abrazamos muy poco. Estamos muchas veces con una tensión un poquito incómoda”.