Por Agustín Basilio de la Vega
En la primera reunión del Consejo de Administración del Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México se decidió no cancelar el Nuevo Aeropuerto Internacional de México en Texcoco hasta que estudiaran bien el problema de las consecuencias financieras para el país. Hoy la obra continua.
La SCT defendió siempre que el NAIM contaba con financiamiento suficiente y que el 70% era de carácter privado, que el avance de la obra era de más del 30% con una inversión de 60 mil millones de pesos y que técnicamente es la opción ideal.
No pasaron ni dos días de la presente administración para confirmar que los particulares extranjeros que están financiando el aeropuerto quieren su dinero y que preparaban demandas por el fraude en el que podría incurrir este gobierno. Los bonos que se vendieron en Nueva York para financiar el NAIM ahora son considerados “basura” por lo que el gobierno de México debe regresar 120 mil millones de pasos. ¿Quién pagará eso? Los ciudadanos claro, pues el erario público se nutre de impuestos.
Los otros inversionistas en el NAIM son los mexicanos que adquirieron bonos y certificados bursátiles de la Fibra E (Fideicomiso de Inversión en Energía e Infraestructura) y desde luego el gobierno (30%). Todos perderán si se insiste en cancelar la obra y eso se está viendo reflejado en el comportamiento de la Bolsa Mexicana de Valores y cualquiera lo puede comprobar al revisar el estado de cuenta de sus afores, seguros, cuentas bancarias o contratos de inversión en fondos de renta variable entre muchos otros instrumentos financieros.
Como siempre, los que más pierden son los ciudadanos más desprotegidos comenzando por los trabajadores vemos: pierden los obreros contratados directamente en la obra al perder su trabajo, pierden los empleados que indirectamente se benefician de la obra, pierde el sector aeronáutico y el de turismo, perdemos todos al hacerse más caro el crédito y en general se dejan de crear cientos de miles de empleos relacionados con este gran Hub aeroportuario.
La mayor pérdida es el desprestigio internacional del país que provoca un gobierno que no toma decisiones con base en criterios técnicos. Si el gobierno no da muestras de sensatez e insiste en desechar los estudios de más de 20 años, el Manifiesto de Impacto Ambiental autorizado, los permisos y licencias otorgados al proyecto, las opiniones de Mitre y de la OACI, las recomendaciones de expertos en seguridad aeroportuaria etc. difícilmente habrá confianza para invertir en otros proyectos que ni estudios tienen como el Tren Maya y las refinerías. El financiamiento de esas obras además será más caro en caso de que algún día sean factibles.
Este lunes el gobierno empezará a recomprar 1,800 millones de dólares de bonos. La cancelación de un supuesto aeropuerto caro costará muchísimo más. Lo más económico es terminar la obra y darle a México futuro con u aeropuerto como el de Estambul o Beijín
Sólo falta que digan que el imperialismo y el neoliberalismo quieren convertir a México en un rehén o que se está preparando un bloqueo de los países capitalistas. Nada peor que no ver la realidad. El presidente debe rectificar pues la cuenta ya es muy grande: 60 mil millones en obra, 40 mil millones en gastos no recuperables, 120 mil millones en bonos, y todavía no sabemos cuánto costarán las pistas en Santa Lucia y la infraestructura necesaria para ese complejísimo sistema de tres aeropuertos. Es de sabios cambiar de opinión.
@basiliodelavega 3 de diciembre de 2018