*El que avisa no es traidor. Camelot.

LAS TRAICIONES

Uno puede dilucidar e investigar a la Sherlock Holmes, o haciéndole al Ampudia que todos llevamos dentro, que un traidor siempre será un traidor. Hace nada, el diputado Héctor Yunes Landa, intempestivamente no fue aceptado en el presídium jalapeño, adonde llegaba el padre de la patria, el amoroso AMLO. Montó en cólera y tuiteo el asunto. Al otro día, Cuitláhuac lo perdonó, le llamó y lo invitó a Palacio, allí donde quiere sentarse de gobernador. Se dieron el abrazo de Acatempan y se tomaron la foto, que se difundió en redes. Dos viejos priístas me llamaron enojados y molestos y lo acusaron de judas Iscariote, de traidor, pues. Apenas ayer en un acto en Veracruz, se le metió hasta la cocina el famoso Loco Ochoa, uno que es gritón por excelencia. El video que se hizo viral y circuló en redes, parecería el de dos placeros mentándose la madre. Héctor le entró al juego de palabras. “A chingar a su madre”, llegó a decirle el legislador, y Loco Ochoa desde debajo de ese pulpito reviraba mentadas y botellita de jerez, todo lo que me digas será al revés. Héctor anda nervioso, también tuvo su clinch con el periodista, Arturo Reyes Isidoro, de quien se quejó por una nota. La irritación es mala en los políticos, más cuando ya son caballos muy corridos, el periodista encontró el apoyo de los comunicadores, para que no se dejara intimidar, el oficio de escribir suele ser así, luego hay pieles muy delicadas que se tocan y dan prurito y escozor, comezón, pues. Y de traiciones, apenas ayer leí, un escrito de Raúl del Pozo, en el diario El Mundo de España. “Se acusa a los políticos de incumplir su palabra, de corruptos, de fachas, de xenófobos. Y de traidores. Traidor es un vocablo fuerte; Shakespeare le da más rango en el mal que al asesino. A los traidores les quemaban en la hoguera, ponían sus cabezas en picas. Dante los coloca en el noveno círculo, el más lejos del cielo; los ingleses los encerraban en la Torre de Londres rodeados de cuervos y los pasaban por una entrada de agua para que no ensuciaran el aire. Con el tiempo la traición fue perdiendo dramatismo y en la actualidad se confunde con la opinión y la geografía o el paralelo donde se habite”. Aunque un traidor, no deja de ser un traidor, diría el extinto Kamalucas, un filósofo de mi pueblo.

CHURCHILL

Winston Churchill, el inglés cachetón del puro y héroe de la Segunda Guerra Mundial, en sus horas de nostalgia y de tristeza le daba por lanzar frases que al paso del tiempo se convirtieron en célebres, vino a mi memoria porque hace nada vi la cinta La Tempestad, donde se eleva a la cúspide de esa nación que un día fue Imperio, que ha tenido reyes y reinas y Parlamento, y tiene la friolera de 900 años que ningún país extranjero la invade. Hitler estuvo a unos pasos, pero no se atrevió. Quizá temió encontrarse con el agente 007, James Bond. Dos frases de Churchill lo retratan.

Una) habló de la democracia: “La democracia es el peor sistema de gobierno diseñado por el hombre, a excepción de los demás”.

Dos) en ésta descubrió al alvaradeño que todos llevamos dentro. Cuando todo le criticaban y nada le salía, el gordis soltó esta perla: “Quien habla mal a mis espaldas sólo mi culo contempla”. La flema inglesa en el mejor vocabulario que se encuentre.

Otra anécdota: Sucedió en el Parlamento inglés. Fue durante uno de los discursos de Churchill en el que una diputada de la oposición, pidió la palabra. Todos sabían que a Churchill no le gustaba que interrumpiesen sus discursos. Pero la palabra le fue dada a la diputada y ella dijo en alto y buen tono:
– Sr. Ministro, si Vuestra Excelencia fuese mi marido, yo pondría veneno en su café.
Churchill, con mucha calma, se quitó los lentes, y en aquel silencio en el que todos estaban esperando la respuesta exclamó:
– Y si yo fuese su marido, me tomaba ese café.

Una más: Cuando Charles De Gaulle discutía con Churchill acerca de cierta operación militar, el francés notó cómo Churchill hacía demasiado hincapié en los costos de la operación, y en que no era financieramente rentable. Esto exasperó al general De Gaulle, quien dijo:
– Ustedes los Ingleses solamente pelean por el dinero, deberían aprender de nosotros los franceses, que luchamos por el honor y la dignidad, Sir Winston replicó, bastante calmado:
– Bueno, cada quien pelea por lo que le hace falta.

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