DESDE LUEGO, que el ORFIS, Órgano de Fiscalización Superior, en Veracruz, tiene muchos objetivos que perseguir para llegar a concretar la desaparición de la deshonestidad en la función pública, pues se considera que la gama de propósitos de esta institución es bastante amplia y cada uno de ellos se ha ido cumpliendo al pie de la letra, por lo que se podría decir que en estos tiempos del combate a la corrupción, este organismo se consolida como el instrumento más eficaz que se haya tenido para cumplir con esta tarea, pues entre todos sus objetivos, la rendición de cuentas, es parte esencial del trabajo que tiene que realizar.

Hoy, más que nunca, el Orfis, se acomoda perfectamente bien a los deseos generalizados de los veracruzanos, que consisten en demandar estricta honestidad en el manejo de los recursos públicos, principalmente en todos aquellos encargos que tienen la responsabilidad de la aplicación honesta de los dineros que son parte del propio patrimonio de cada uno de los habitantes de esta entidad veracruzana. La lucha ha sido permanente y por lo tanto, se han encontrado diversos obstáculos que se pretenden imponer ante esta nueva visión de la conducta humana, que siendo vigilada constantemente terminará por comprender que la disposición de recursos públicos, tiene que ser honesta y dedicada precisamente, al objetivo que tiene destinado.

Pero eso no es todo, como decíamos al principio, para el Orfis, no es el único objetivo que persigue, es decir, de vigilar la correcta aplicación de recursos, sino también, cerrando el círculo, obligar a todos los que participan en estas tareas, a rendir las cuentas de lo que se hizo con dichos recursos, de tal manera, que los propios ciudadanos veracruzanos, queden totalmente satisfechos con las acciones llevadas a cabo y dar paso a una verdadera transparencia en el quehacer público.

De entre las cosas buenas que busca concretar el nuevo gobierno, llámese federal, estatal o municipal, es la de combatir frontalmente la corrupción, que es parte, desde luego, de la deshonestidad en el ejercicio de una responsabilidad pública. Por eso, decíamos, en este periodo de búsqueda de una mejor transparencia en el manejo de recursos públicos, es el Orfis, el organismo más ideal que se tenga, cuando menos, en la entidad veracruzana, para vigilar que se cumpla con estos objetivos.

Y es que desde su creación, el Órgano de Fiscalización Superior, ha pasado por diversas etapas en las que se ha ido formalizando su labor, pues no siempre se le vio como una institución fiscalizadora del trabajo que se realizaba en todos los entes fiscalizables, sino más bien, se creía que servía para proteger otros intereses muy ajenos a sus propios objetivos, lo que, en cierta forma, no daba la confianza necesaria para que todos le tuvieran como un organismo capaz de limitar los excesos de quienes tenían la responsabilidad del manejo de recursos públicos.
Sin embargo, con el tiempo, el Orfis, fue evolucionando hasta convertirse en una verdadera institución que hoy es plenamente reconocida por todos los veracruzanos, ya que de esta manera, y a través del trabajo de todo un equipo debidamente conformado, ha logrado casi todos los objetivos planteados.

No sobra decir, que para llegar a este sitio, este órgano fiscalizador de la correcta aplicación de los recursos púbicos, ha pasado por fuertes presiones que parten desde todos los rincones donde tiene su propia influencia, pues como su trabajo consiste en detener las malas acciones de quienes tienen la responsabilidad del manejo de recursos y en el caso de detectar anomalías en la correcta aplicación de los mismos, denunciar los hechos ante las autoridades correspondientes, no han faltado, desde luego, quienes pretendan desvirtuar su trabajo y restarle importancia a sus propios objetivos.

El Orfis, ya lo hemos comentado, adquiere en estos tiempos, una mayor importancia con los nuevos propósitos del combate a la corrupción y a la deshonestidad pública, pues su labor de suma a todas las tareas que tienen como objetivo central, que haya, sin lugar a dudas, una verdadera transparencia en los ejercicios presupuestales, rindiendo cuentas de cada peso que se gasta para que quede constancia de que todas las cosas se hacen bien.

Y si alguien le ha puesto todo su esfuerzo y dedicación a estos propósitos, no podemos dejar al margen la mención de quien encabeza estas acciones del Orfis, es decir, del titular Lorenzo Antonio Portilla Vázquez, quien se destaca por sus buenas obras dentro de este quehacer público y se convierte, de la misma manera, que su propio organismo, en un garante del buen uso de los recursos públicos que pertenecen al pueblo veracruzano.

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AHORA QUE SE BUSCA UN nuevo dirigente estatal del Partido Revolucionario Institucional, luego de que se dice que Américo Zúñiga Martínez, dejará esta responsabilidad muy pronto, lo más prudente sería analizar, con cierto detenimiento, quienes podrían cumplir con este importante papel político dentro del instituto tricolor.

Antes que nada, quienes tienen este poder de decisión, tienen que tomar en cuenta que muchos pueden ser la continuidad de un proceso divisionista del partido, pues como se sabe, hubo muchas acciones que tuvieron como propósito fundamental, crear este panorama político dentro del PRI, para aprovechar el desconcierto, para sus propios fines políticos.

La dirigencia nacional, tiene mucho trabajo que hacer en Veracruz, porque, para empezar, no tienen idea de las circunstancias que en estos momentos rodean al tricolor, pues el despego, la falta de unidad y el interés debido en su fortalecimiento, ha dado como resultado que pocos crean en su resurrección. Así es que no se trata, solamente, de pretender llenar el hueco, sino poner en este lugar a quien, responsablemente, se esfuerce por lograr los principales objetivos de este instituto político, después de la terrible debacle sufrida en las elecciones del pasado primero de julio.

Muchos son los militantes que alzan la mano para dirigir al PRI estatal, pero pocos cumplen con el perfil necesario para lograr este objetivo, pues la responsabilidad es mucha en estos tiempos para poder hacer el trabajo suficiente que resuelva, en gran parte, la devolución del estatus político que se perdió por las malas decisiones y el abandono que ha tenido este partido desde hace tiempo en que los intereses personales han salido a flote.

Por eso, no hay que perder de vista a quienes buscan la oportunidad de dirigir al PRI estatal, entre ellas, las mujeres, la cuales parecen tener en estos momentos, las cualidades para entrarle a esta responsabilidad, pues bien posicionadas ya se encuentran y tienen influencia mayor entre este sector, que por cierto, sigue siendo importante dentro del padrón electoral.

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AL AVANZAR LA DESAPARICION de la reforma educativa de nuestro país, hay quienes piensan y tal vez, con toda la razón, que para volver a estructurarla, es necesaria la participación directa del propio magisterio nacional, no precisamente de sus dirigencias, sino de quienes conocen el campo de trabajo y las necesidades que se tienen para poder hacer una buena labor entre quienes deben recibir los elementos indispensables de su formación.

La reforma educativa, no debe salir, otra vez, de los propios escritorios de los funcionarios del ramo, sino de todos aquellos maestros que se han forjado con el trabajo diario, directo, en el campo de la educación.

Se requerirá, también, de conocedores de las estrategias más viables para la aplicación de la materia educativa en todo el país, cumpliéndose al mismo tiempo, con otros objetivos que no se han contemplado en los programas nacionales de la educación, como es la inseguridad, la pobreza, la infraestructura y el uso de los adelantos tecnológicos que han venido, de alguna manera, a revolucionar el conocimiento y los principios de la propia formación educativa.

Analizar con profundidad la participación del seno familiar, donde los principales objetivos deben estar enfocados a fomentar los principios morales, más que nada, pues el resto de la formación corresponde a los maestros y al propio sistema educativo del país.

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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.

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