«Don Astasio se compró un perico. Tiempo después un amigo le preguntó «¿Qué ha sido de ese loro que compraste?». Contestó don Astasio: -«lo devolví a la tienda por grosero y malhablado. Cada vez que veía a mi mujer gritaba: «¡Doña Facilisa le pone el cuerno a su marido!». -«Hiciste muy bien en devolverlo- aprobó el amigo-. «No sólo era malhablado, además era espía y delator». Lo publica Catón en «Reforma».