El Papa Francisco pidió este domingo un «desarrollo pacífico» de las elecciones presidenciales que se celebran en la República Democrática del Congo, además de lamentar la violencia y el ébola que excluyeron de las votaciones a varias regiones de ese país.
El Pontífice manifestó su preocupación por el país africano tras su bendición con el Angelus, que pronunció asomado a la ventana de su estudio personal en el Palacio Apostólico del Vaticano, ante más de 50 mil personas congregadas en la Plaza de San Pedro.
«Queridos hermanos y hermanas. Recemos juntos por todos aquellos que en la República Democrática del Congo sufren a causa de la violencia y del ébola», señaló, hablando en italiano, y saliéndose del discurso que tenía escrito.
«Deseo que todos se empeñen en mantener un clima pacífico que permita un regular y pacífico desarrollo de las elecciones. Recemos juntos», añadió y entonó un Ave María en voz alta, con la multitud presente.
El Papa sigue de cerca los últimos acontecimientos en ese país africano, que celebra hoy unos históricos comicios durante los cuales deberá elegir sucesor al Presidente Joseph Kabila entre unos 21 candidatos.
La Iglesia católica ha sido protagonista en la batalla del pueblo congolés por la alternancia política, tras años del Gobierno de Kabila, y uno de los principales críticos del Presidente es el Cardenal Laurent Monsengwo Pasinya, Arzobispo emérito de Kinshasa, quien hasta hace pocos días formaba parte del consejo de purpurados que asesoran al Papa.
Además, durante su reflexión dominical, el líder católico recordó la fiesta litúrgica de la sagrada familia e invitó a todos a apelar al estupor para solucionar los problemas familiares, porque «sorprenderse es abrirse a los demás» y «comprender las razones del otro».
«Esta actitud es importante para sanar las relaciones afectadas entre las personas, y es indispensable también para curar las heridas en el ámbito familiar. Cuando hay problemas en las familias, damos por descontado que nosotros tenemos razón y cerramos la puerta a los demás», señaló.
«Al contrario necesitamos pensar: ¿qué hay de bueno en esta persona? Y maravillarse por eso bueno que tiene, esto ayuda a la unidad de la familia. Si ustedes tienen problemas, piensen en lo que tiene de bueno el pariente con el cual tienen dificultades y maravíllense de esto, esto ayudará a curar las heridas familiares», añadió.
También se refirió a la angustia, experimentada por María y José cuando perdieron a Jesús y lo hallaron tres días después en el templo.
Llamó a los fieles a sentir angustia cuando se olvidan de Jesús por más de tres días, no rezan ni sienten la necesidad de estar con él, situación que calificó de «muy fea» y consideró que deberían «sentir angustia» cuando suceden esas cosas.
«¿Yo se tener estupor cuando veo las cosas buenas de los demás y así resolver los problemas familiares? ¿Yo siento angustia cuando me alejo de Jesús? Recemos por todas las familias del mundo, especialmente por aquellas en las cuales, por varios motivos, faltan la paz y la armonía», concluyó.
Foto de AP