“No somos rateros, muchos viendo la barca abierta pecamos”. Uno de los que sobrevivieron al huachicoleo en Tlalhuelilpan, Hidalgo. Camelot

DE CRISIS EN CRISIS (LA TRAGEDIA)

Fue una tragedia. La Zona Cero donde 79 personas perdieron la vida, calcinadas, y 77 andan debatiéndose por la misma. En un acto aún no definido, si abrieron el ducto o ya estaba abierto y la gasolina comenzó a brotar con chorros que alcanzaban los 10 metros de altura, la gente a la rapiña, no eran huachicoleros, era el pueblo con sus tambos y botes, bidones y cubetas y hasta jarras caseras, no temiendo a una explosión jalaban como podían la gasolina que brotaba a chorros. Trasciende que por las redes sociales comenzaron a informar que en esa zona había gasolina, por eso la llegada de muchos automovilistas al pie de la carretera. Hay una crítica fuerte, el por qué la policía federal y el Ejercito o Marina no intervinieron para alejar a la gente de ese peligro. Había que ayudarles y preservar sus vidas, no que en 79 hogares lloran esa tragedia. Como pudo (López Dóriga anunció que se vino por carretera), el presidente llegó a la Zona Cero, a la zona del conflicto, donde la explosión enlutó de nuevo a México, que no termina de salir de tragedia en tragedia. Tlahuelilpan será otro nombre que se sume a la numeralia de la muerte de explosiones, está en Hidalgo, como ha ocurrido y podía estar en otros lugares de nuestro adolorido país. Aun la zona huele a muerte y gasolina. Trabajan sobre la explosión limpiándola, las autoridades dan sus reportes, en rueda de prensa mañanera, el presidente AMLO y ese Gabinete de crisis, explican lo poco o mucho que puedan explicar. El Situation Room de Palacio Nacional no ha descansado. El gobierno federal y el del estado de Hidalgo trasladaron a los heridos a hospitales, a ser tratados de sus quemaduras, muchos de ellos seguro necesitarán de la Fundación Michou Mau, de Virginia Sendel, y ser trasladados fuera del país. Es una tragedia que golpea la Nación, golpea al gobierno y golpea a todo México.

EN LA ZONA CERO

Como suele ocurrir, en Hidalgo, en la Zona Cero donde los pobladores recogían con cubetas y bidones la gasolina que brotaba de un agujero como de iceberg, la primer reportera que llegó a la zona fue Joselyn Sánchez, de AM Hidalgo, ella misma informaba a la nación a través de Foro TV, que se enlazó en directo, en vivo cuando las flamas alcanzaban los 10 metros de altura y había devorado gente, 79 muertos a la mañana de hoy domingo, 70 desaparecidos y 74 heridos, algunos de gravedad, por lo que se estima que serán más de cien los fallecidos, en cuanto los hospitales vayan dando el parte de muertos. Uno se pegaba a la Tele y se iba a los tuiters, los tuiters son ahora el alma de la información. Más que cualquiera, más que Instagram y Facebook, más que la misma Tele, los tuiteros se dan vuelo en alegrías y tragedias, como esta que la semana pasada hizo que el presidente AMLO cancelara la gira de trabajo, y como su gobierno no tiene aviones y él no es para aceptar un aventón de los poderosos empresarios, que tienen helicópteros y aviones privados, pues se vino por carretera, según informó Joaquín López Dóriga en su cuenta de tuiter, el presidente habría viajado, según el mismo reveló, 4 horas y media en la noche, con el riesgo y peligro para él mismo, cansado habrá llegado a la Zona Cero a recibir el parte de la tragedia y a coordinar con el gobernador de Hidalgo, y las fuerzas armadas y gobernación y seguridad y salud, los esquemas para echar mano del alivio de la gente, las que en helicópteros eran llevadas a los hospitales, donde las salas de emergencia no se daban reposo, porque iban muy quemadas. Aseguró que solo viajará en helicóptero o aviones, si es urgente, y supervisado por la Marina y Ejército. El gobernador Omar Fayad, al lado del presidente, haciendo su trabajo. El presidente ofreció disculpas: “ofrezco disculpas si el combate a la corrupción causa sacrificios”.

LAS FOTOS

ColLas fotos comenzaron a circular, al igual que los memes, los mexicanos se ríen y se burlan en las tragedias, fotos impactantes de gente que corría envuelta en llamas, como solo se ve en las películas, sin nadie que pudiera ayudarles porque su cuerpo estaba lleno de gasolina, pues si algunos vieron, hasta se metían bajo el chorro de agua para bañarse de gasolina, con el consabido riesgo de lo que, al final, ocurrió. Eran ‘antorchas vivientes’, según relató el diario El País. Mujeres, niños y adultos, automóviles al pie de la carretera, que esperaban su turno con los bidones. Bien lo decía López Velarde en su Suave Patria: “El Niño Dios nos escrituró un establo, y los veneros del petróleo el diablo”. Para bien o para mal, mas para mal, desde que Lázaro Cárdenas expropió el Petróleo para los mexicanos, quienes menos se han favorecido han sido los mexicanos. Esa empresa ha estado plagada de corrupción sindical, tolerada por la dirigencia de Pemex y por los presidentes del país, todos. En contubernio, en complicidad, no por omisión como les dice el presidente AMLO, por haber dejado que las cosas crecieran porque, el huachicoleo se convirtió en una fuente de ingresos y de maldad, y de comenzar a extraer algo, creció como una industria para la delincuencia organizada. El Universal da una numeralia de cómo fueron creciendo los chupa ductos. Con Vicente Fox, al término de su sexenio había 136 tomas clandestinas. Con Felipe Calderón, subió a 1 mil 635 y con el campeón Peña Nieto, se fue a las nubes: 12 mil 581 tomas clandestinas, de allí este problema que tomó por los cuernos el presidente AMLO y que originó la tragedia de Hidalgo. Que descansen en paz, todos.

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