Ramón Durón Ruiz (+)
“La vida siempre te enseñará que las personas a veces fallan, que el amor nunca es perfecto y que realmente no existen los amores de novela. La vida te enseñará a caerte y volverte a caer, pero tú le enseñarás a la vida, que puedes levantarte mil veces y más. Tú le enseñarás a la vida que puedes perseguir tus sueños y alcanzarlos, para no dejarlos ir nunca, y que aún y cuando no exista el amor perfecto, puedes ser perfectamente feliz a tu manera”1
Se tú mismo, a tu manera, en tu tiempo y tu espacio, haz lo que te gusta, disfruta plenamente el presente, saborea cada experiencia, escucha la voz sabia de tu corazón, vive tu vida, –nadie puede vivirla por ti– cree en ti, ama y mira hacia el cielo, ahí está el límite de tus sueños, ten paciencia, nada llega a destiempo, todo llega en el momento exacto.
Los anillos matrimoniales son de distinto tamaño, su símbolo es que la vida está hecha a tu medida, para que la vivas a tu manera, sé compasivo con tu cuerpo, –es el templo sagrado donde vive tu Maestro Interior– date tiempo para cuidarlo bien, para que éste cuide de ti, cuando tú lo requieras.
Tu cuerpo es el alma visible –llegó a ésta vida a nacer, crecer desarrollarse y algún día volver al polvo– y el alma es el cuerpo invisible, –llegó a evolucionar–, el ser humano generalmente mira las cosas materiales, las mide, las pesa, las compara, las desea, en una eterna competencia por poseer dinero, poder, por mantener un estatus político-social, se olvida de la parte espiritual, emocional y afectiva, que es la que le da sentido de pertenencia a tu existencia.
La naturaleza es muy sabia siempre nos da lecciones, el árbol frondoso, con follajes verdes y frutos sanos, imponente y majestuoso, está sostenido por las profundas raíces que tiene sepultadas, que son las que en tiempo de tormenta, cuando el vendaval sacude al árbol, lo mantiene flexible y firme.
Cuando vives la vida a tu manera, reconoces que la vida es lo que viene, no lo que fue, entiendes que así, tu existencia es como los árboles, dentro de lo sagrado de tu cuerpo, se encuentran las raíces del enorme santuario de tu conciencia, ahí donde se fusiona, donde converge lo Divino con lo humano.
El cielo y el infierno viven dentro de ti, por ello viviendo a tu manera, eres tú el que elige en cuál de ellos vivir, siendo consiente y estando alerta, para que vivas una vida plena, en el paraíso del aquí y el ahora.
Cuando vives a tu manera, aceptas tu cuerpo, lo amas, lo bendices, lo proteges, sabes que es el único que tienes, es la barca que DIOS te dio pa’ viajar por el mundo; regálale mimos y caricias, siente en él la alegría de vivir, dale las gracias porque te puede trasladar, ver, oír, saborear, oler, tocar, sentir la rica tersura de la vida.
Vivir a tu manera, te conduce a disfrutar lo que a otros le es vedado, deja YA de maltratarlo con las emociones toxicas, como: el miedo, la ansiedad, la ira, la angustia, el coraje, la depresión o el resentimiento, que son emociones negativas que emanan de tu mente.
Cuando la mente sufre, el cuerpo se desarmoniza y pierde el equilibro entre mente-cuerpo-alma, manifestándose todas las emociones negativas en enfermedades psicosomáticas desde un dolor de cabeza, malestar en las articulaciones, problemas en la espalda, hasta un cáncer.
Vivir a tu manera, te lleva a amarte, respetarte y aceptarte, cuando no amas y no aceptas lo que eres, llega el sentimiento de no merecer, como una forma de autocastigo, y lo encubres dándole preferencia a los demás, cuidas y sirves a todos, dejándote tú para el último.
Vivir a tu manera, te enseña a cuidar tu cuerpo, el santuario de vida, dándole su tiempo y su alimento nutritivo, fortaleciéndolo con el aliento emocional y espiritual, entonces estás preparado para dar amor, sólo que primero tienes que amarte, porque nadie puede dar lo que no tiene.
Vivir a tu manera, te invita a centrarte en el aquí y en el ahora, sintiendo tu respiración, centrándote en el racimo de bendiciones que hay en ti, entonces tratas de parar la mente, hasta el punto de hallar la llave de lo Divino, ese es el momento justo en el que se conecta la conciencia, entonces te encuentras con lo sublime e intangible, que te provee de la energía para darle sentido a tu vida, encontrándote con un mundo maravilloso que siente la alegría de vivir.
Por eso el Filósofo de Güémez aprendiendo del humor del mexicano afirma: “En la vida como en la política, pa’ grandes logros… ¡GRANDES CHINGAS!”