«La verdad es que se añoran esos tiempos. En las giras presidenciales, en los estados se montaban las famosas «salas de prensa» con 100 o 150 máquinas de escribir para los reporteros estatales y nacionales que se acreditaban. También había copiadoras. Los medios de comunicación asignaban a sus mejores elementos y hasta había bufetes para que los reporteros pudieran comer en el lugar. Parte importante era el traslado de los periodistas, sobre todo los nacionales. Algunos tenían la suerte de recibir un sobre amarillo con un estímulo económico y la famosas «órdenes de inserción» de una o dos planas de publicidad». Es parte de lo que escribe Miguel Angel Cristiani.