*De Almodóvar: “Yo creo que el único premio posible es el dinero. Es mucho más decorativo que una estatuilla, porque puedes comprarte un traje de Armani”. Camelot.

EL PREMIO A LOPEZ DORIGA

Como el recuerdo me lleva, lo escribo. A veces la memoria es como un mal amigo, cuando más falta te hace, te falla. Einstein decía: ‘no guardes nunca en la cabeza aquello que te quepa en un bolsillo’. Pero soy bueno para la memoria, lo que me acuerdo, lo cuento, lo que no, pues no. Ocurrió en Barcelona, presente lo tengo yo, un noviembre de 2015. Por esas cosas del destino, Yo Mero andaba junto con mi nieto Chicharito, iba de visita a saludar y comer con el Cónsul de México, mi amigo el exgobernador, Fidel Herrera Beltrán. Llegué a Madrid y abordé el AVE (Acrónimo de Alta Velocidad Española), en sus trenes rápidos y muy perrones. Nunca suelo llevar saco ni corbata, pues anda uno de turista caminero como romero buscando a Dios, pero esa vez lo cargué, y el amigo Cónsul me dijo que tenía invitación a los premios Onda, que le otorgaban esa noche a Joaquín López Dóriga, y al cantante Raphael y al periodista Jorge Ramos, a mucha gente picuda de los medios, y que le acompañara. Aprovechamos y temprano llegué a saludar a López Dóriga, y tomar la foto de rigor, estaba con su familia, esposa y una de sus hijas. Sentadito en su butaca, esperando el inicio del evento. Luego nos echamos la ceremonia, rogándole a Dios que se apuraran, porque nos esperaba ir a ver al gran Leo Messi al estadio Camp Nou, que jugarían un juego de Champions contra la Roma, a la que le metieron 6-1. Allí estaba la embajadora de México en España, Roberta Lajous Vargas. Fidel se acercó a ella, me la presentó y cada quien a su asiento. Aún sobrevive en esa chamba, debe ser amiga de AMLO. En cuanto le entregaron a López Dóriga su Premio, agradeció a su familia, a Azcárraga y hasta al padre de todos ellos, Jacobo Zabludovsky: “el que nos abrió la puerta a todos los reporteros”, salimos en chinga loca hacia el estadio. La gente se arremolinaba, tenía cinco minutos había empezado el juego. Lleno total. Como ocurre casi siempre. El más grande jugador de la época, Messi, clavó dos goles de los 6 que metieron. Fue un recital donde humillaron a los italianos. En el medio tiempo, cosa de estar entre los favorecidos, un empleado del consulado había sido jugador de las fuerzas básicas del Barcelona y nos dio acceso al Cónsul y a nosotros, que íbamos de pegostes, al sitio donde al medio tiempo toman sus cañas, sus chelas y sus jamón jabugo y los panes catalanes deliciosos, champaña había, para el que quisiera. Terminó el juego a la medianoche, cuando el gallo cantó, y al hotel para al otro día comer con el Cónsul y de regreso a Madrid a emprender el retorno a México. Lo rememoro porque a Joaquín López Dóriga, ahora en España le entregarán el Premio de Periodismo Rey de España, y lo tiene bien merecido, sentimental su columna en el diario Milenio, cuando rememoró su llegada de Santander a Veracruz en tiempos que se huía de la dictadura del franquismo. Allí llevó su memoria, cuando le llamaron para decirle que el Premio era suyo.

AQUEL JUEGO 2015 (Barcelona)

Barcelona dictaría otro recital, contra la Roma. Qué digo recital, fue un concierto de goles donde Messi, Suárez y Neymar han formado una alineación de muerte, de goleo, de lo que se aparezca. Que no los detiene ni el General Invierno. Y Paco, al ser de ese club nos dio acceso, junto a Serafín, otro catalán, al palco donde los exjugadores veteranos tiran la champañita y los bocadillos. Ese estadio es bello. Bello porque con 90 mil personas gritando emocionadas se ve y escucha impresionante. Y luego ver jugar a Barca así, es algo para no olvidar. Messi, que viene de una lesión, hizo dos, Suarez, dos, Neymar por payaso, al burlarse de cómo tirar un penalti, lo falló. Bueno, hasta Messi le dio su probadita a Pique, métela, le dijo con una que le dio casi con la mano. Llego al Consulado. En Paseo de la Bonavona 55. Antes me llevé a Chicharito a las fotos y las compras en souvenir del estadio del Barcelona, el Camp Nou. El taxista es peruano. Vive bien, cuenta que tiene 15 años aquí integrado con su familia. Es una ciudad con buena calidad de vida. Llamo a Consuelo Diez Hernández, prima hermana de mi esposa Matilde. La saludo por fon. Regreso en el verano, le dije, para la revancha cuando llegue Real Madrid aquí, donde Gaudí reina y tiene a la Sagrada Familia en obra imparable. Consuelo se burla de mi cada que gana Barcelona, que ya es muy seguido. Me dio un consejo: “No te cambies de equipo, por favor, sigue allí”. Lo hace para seguir en la burla cuando esos que ya no son galácticos sino simples mortales, ven morder el polvo cada que aquella avanzada del Barca los apabulla. Voy al AVE de regreso a Atocha, la terminal de trenes en Madrid. Donde los atentados. Termino mi gira. Chicharito no se ha perdido. Vio, cosa que pocos mortales pueden hacer, empujar10 goles en dos juegos de la pandilla de Messi, donde, como los gringos en guerra, no tomaron prisioneros. Qué eso vale la pena. Por eso solo. Me trepo al Aeroméxico y llego a mi aldea, a reunirme con los demás alacranes, Dios nos acompaña. Le di gracias una mañana de domingo aquí al pie, en la Iglesia del Carmen.

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