Por Ramón Durón Ruíz (†)

En un mundo como el nuestro, movido por la prisa, en donde ‘adelgazamos en un día’, las arrugas desaparecen con la crema mágica o la comida nos llega en 30 minutos, nos hemos olvidado de regalarnos diariamente algo elemental, simple, pero reconstituyente para el espíritu: un abrazo.
Si buscas la medicina perfecta, la encontrarás en el abrazo, ése que te dice que estas en el universo como parte del milagro de la vida para amar y ser amado.
Los especialistas que conocen a fondo el poder del abrazo, saben que éste tiene el don de gratificar tu vida con el más generoso bienestar físico y emocional, tan necesarios para tu desarrollo armónico.
El abrazo, además de ser agradable, ahuyenta la soledad, aquieta los nervios, fortalece la autoestima, demora el envejecimiento, ayuda a dominar el apetito, alivia las tensiones y combate el insomnio; es la manera más elemental para armonizar y alinear mente, cuerpo y alma con el cosmos.
El abrazo tiene esa magia que hace felices los días difíciles, soportable lo insoportable y que llena el vació en tu vida.
Al dar un abrazo se expresan y se provocan sentimientos de amor, cariño, seguridad, protección, confianza, fortaleza, apoyo, aprecio, amistad, solidaridad, alegría y felicidad.
El abrazo, al revitalizar tu energía, te conecta con el universo en un ambiente de abundancia de bienes y prosperidad, mientras más puedas abrazar: abrazarte, abrazar los proyectos, la vida y a quienes te rodean, más bienes llegarán a tu vida; el abrazo es un proveedor ilimitado de amor.
Al dar un abrazo se ilumina la vida; el abrazo tiene la magia que transforma los gestos serios en una sonrisa.
Se dice que necesitamos diariamente de los abrazos para llevar una vida plena. “Para sobrevivir requerimos al menos de cuatro abrazos, para mantenernos de pie una dosis de ocho abrazos es la idónea, y para crecer son doce los abrazos justos”; lo más importante es que los llenes del potencial de vida que da el amor, resultará una experiencia enriquecedora.
Cuando tengas la habilidad de abrazar la vida, generarás una impresionante sensación de prosperidad, el banco de la abundancia que el universo tiene preparado, se abrirá para ti creando una inagotable fuente de bienestar; debes recordar que para el cosmos no hay límites, sólo abundancia, y en la medida en que más te abraces, más fluirá por tu cuerpo, mente y espíritu la energía vital.
Lo del abrazo me recuerda “al ‘Paquirro’, aquel gallego al que su mejor amigo al verlo se preocupa y le dice:
–– ¡Joder!, que tu semblante se ve diferente… a ti te sucede algo.
–– ¡Sí, Manolo!, es que tengo una frustración del carajo.
–– Pero, ¿qué es lo que te pasa?
–– Mira, que, cada vez que abrazo a mi mujer en la intimidad me siento como un toro semental, ella se estremece, me abraza con gran pasión, se contornea tremendamente, suelta los lamentos más estrepitosos, pone sus ojos en blanco, y…
–– ¿Y qué pasó? ¿Descubriste que finge o qué?
–– Joder, ¡no!… ¡DESCUBRÍ QUE ES EPILÉPTICA!”
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