Híjoles, que complicado y complejo tema el de Venezuela.
Lo único cierto es que hay una crisis generalizada que hace que la vida en el país sudamericano se vuelva inviable, invivible, agobiante, en una palabra, terrible.
En 2018 tuvieron una inflación acumulada que arañó por apenas unos céntimos, los 1 millón 300 mil por ciento, cosa inimaginable. Vaya, no alcanza la cabeza para pensar el agobio que debe ser para los venezolanos tener ese tamaño de incrementos en los precios, cuando hay que recordar que los economistas conciben a la inflación, por supuesto a las tasas de inflación altas, como un impuesto injusto que los ciudadanos tienen que pagar a diario.
Nada más como para comparar habría que acordarse de las inflaciones que los mexicanos padecimos en las épocas de López Portillo, de de la Madrid, y en lo personal, el que escribe vivió una brutal experiencia en el cambio de gobierno de Salinas a Zedillo que desató una crisis por aquello del “deslizamiento de la banda de flotación de nuestra moneda” –así bautizó el Jaijo Serra Puche de manera eufemística esa que en los hechos fue una devaluación- respecto al valor peso-dólar, que significó que en un término de 4 o 5 meses un crédito que contraté con la banca en aquellos años para comprar mi casa, se me hubiera ido al doble, lo mismo que la mensualidad que tenía que pagar y el plazo que originalmente contraté me lo estaban mandando de 15 a 25 años.
Afortunadamente ya libré ese mal trance pero créanmelo que me dejó marcado y, con todo, ni de lejos es comparable con lo que sucede en Venezuela. Finalmente, Maduro ha instaurado, sin duda, un régimen despótico, autoritario, unipersonal, opresivo y depredador. Y lo peor es que detrás de ese afane por perpetuarse en el poder a como dé lugar, está la sustracción descarada de la renta petrolera del país que mundialmente cuenta con las más importantes reservas de petróleo a nivel mundial.
¿Qué viene para Venezuela? No lo sé a ciencia cierta. La mecánica en que se resolvían los conflictos geopolíticos antaño ya no opera en la actualidad. Los Estados Unidos ya no operan como por ejemplo cuando intervinieron en 1983 en Granada y en 1989 en Panamá, para deponer en ambos casos a sus gobiernos. Las condiciones geopolíticas actuales no son las mismas, los equilibrios de poder regionales son otros y responden a otros criterios. Digamos que se siguen respetando zonas de influencia geográfica, y me refiero al caso de la invasión de la península de Crimea por parte de Rusia en donde los Estados Unidos ni las manos metieron.
Además Trump se ha vuelto monotemático, a él lo único que le ocupa y preocupa es el muro y “la invasión de malandros mexicanos y centroamericanos a su país.”
Ojalá la presión interna de los propios venezolanos respaldada por la presión externa sea suficiente para que caiga el tirano de Maduro.
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@marcogonzalezga