El negocio de los periódicos tiene que cambiar, para “convertirse en los depositarios de la información regional de una comunidad”, asegura William Randolph Hearst III (Nueva York, 1949), integrante del consejo de Hearst Communications. (El País, domingo, 04.11.18).
“No creo, añade, que puedas aspirar a ser el New York Times en San Francisco o en Baltimore. Sólo hay un puñado de periódicos que pueden aspirar a eso. Pero puedes cubrir esas ciudades. Puedes crear páginas web y herramientas para esa comunidad. Los que van bien son los que han hecho eso”.
El nieto de William Randolph Hearst, que a principios del siglo XX transformó el periodismo de Estados Unidos, sostiene que “toda oportunidad de ser diferente está en la cobertura local”. Es ahí donde un medio puede distinguirse por ser el mejor en su claro ámbito de influencia.
En lo local, continúa Hearst, es donde los periódicos son distintos a Google o Facebook. Ahí ellos no van a mandar un reportero al ayuntamiento o a un crítico al teatro. “Es ahí donde la prensa tiene una oportunidad, en la producción de contenidos únicos para unos lectores que se sienten parte de un club”.
El cambio de los medios incluye también la forma de financiarse. Asegura que negocios exitosos como Netflix no tienen publicidad y viven de la venta de sus servicios. Dice que esa es una buena lección para los periódicos. Éstos “tienen que pensar en sus lectores como suscriptores a los que les das un servicio y con los que tienes una relación. El producto es esa relación”.
En su visión, los periódicos basados en el “viejo modelo” de la publicidad tienen “que redescubrir la relación con los clientes. Hace 30 años, lo importante era que el anunciante estuviera contento. Ahora tengo que hacer que tú (el suscriptor) estés contento”.
Hearst no piensa que el problema que ahora tienen los medios se resuelva reduciendo las mesas de redacción porque “no es ahí donde se va el dinero de verdad”. Los problemas están en la distribución, la publicidad o temas financieros. Nunca la quiebra de un periódico tiene su origen en que “se pagaba demasiado a los periodistas”.
En la visión de Hearst no hay nostalgia por el pasado “cuando los editores de los periódicos eran de las personas más importantes de la ciudad” y para él es muy claro que en la actualidad “eres tan bueno como lo sea tu web”. Ahora ve como problema las noticias falsas que son “términos contradictorios”.
Una noticia por definición es verdad. El mayor creador de información falsa siempre es el gobierno, afirma y manifiesta su preocupación por el personaje que ocupa la Casa Blanca al que compara con Mussolini “veo la pomposidad de Il Duce, la realidad alternativa”.
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El Economista.