Si Usted camina un poco y recorre cuando menos dos o tres cuadras hacia el centro comercial de Xalapa, con más precisión en la calle de Juárez, se da cuenta que un hombre que dedica los días viernes a recibir a la población que representa en el Senado, se ve rodeado hasta de quinientos ciudadanos que acuden de distinto rumbos de la entidad.

Sí, claro, se trata de Ricardo Ahued Bardahuill, Senador de la República, que atiende a muchos veracruzanos.

Esto poco se sabe, porque normalmente mucha gente de Xalapa, y algunos más provenientes de otras regiones del Estado, no pasan tan a menudo por la calle de Enríquez, una de las más populares y representativas de la capital del Estado, donde se encuentra el edificio que alberga al Poder Ejecutivo Estatal.

Ricardo Ahued Bardahuill, no usa la grilla común y corriente que se ha estado utilizando por todas partes, sino al contrario, practica una diálogo abierto, de respeto y de política, pero de altura.

Lo mismo recibe al ciudadano común que al más encumbrado de los alcaldes, pues su tiempo lo dedica, en ese día, a la atención ciudadana, donde escucha los problemas y los canaliza para buscarles solución, tal y como lo hizo hace algunos años en la alcaldía, en la diputación local y federal y ahora en la Senaduría.

No les digo que también los días sábados sean ocupados para estas labores cotidianas, porque mentiría, ya que muchas personas se han dado cuenta que en este día, normalmente, se ocupa de sus propios negocios de los cuales vive, de acuerdo a las reiteradas ocasiones en que así lo ha expresado.

En sus negocios, para que lo sepan, dialoga con sus cientos de empleados, los trata con respeto y hasta diríamos que con cierta familiaridad, porque en realidad, para Ricardo Ahued, vaya que lo son, pues son ellos los que aún estando ausente su Jefe, siempre están cumpliendo al pie de la letra con todos los encargos que les hace cada fin de semana.

Con pantalón de mezclilla y en mangas de camisa, dicta sus instrucciones de lo que se tiene que hacer, lo que es interpretado a la medida por todos aquellos trabajadores que se encuentran a su servicio. Los trata con respecto y hasta se permite, en algunas ocasiones, charlar animadamente con todos ellos, sin que falte el principio del respeto mutuo, lo que sirve para mantener una relación en buenos términos con toda su gente.

El fin de semana, como decíamos, normalmente, se despoja del impecable traje que usa en el Senado de la República, y se viene a dialogar con la gente. Los viernes, con los ciudadanos del Estado, que vienen expresamente a buscarle en su casa de gestión, para tratarle los asuntos que requieren solución. Son los propios alcaldes veracruzanos, los que hacen fila y esperan largas horas para poder tener la oportunidad de saludarlo y plantearle sus necesidades, así como las de su propio municipio, y los sábados a la chamba en sus tiendas.

Y aunque son cientos de personas que atiende personalmente, nada se pierde, ningún problema se abandona, pues todos tienen seguimiento a través del equipo de trabajo que ha conformado para poder auxiliarse, aunque también es poseedor de una memoria envidiable, ya que se acuerda de todo, de todos y de los asuntos que le tratan.

Y aunque muchos pudieran pensarlo, por ahora, no se maneja, de ninguna manera, algún futurismo político, pues solamente hace el trabajo que le corresponde como Senador de la República, es decir, en el Senado legislando y al mismo tiempo, gestionando, pero aquí en Veracruz, recibiendo y atendiendo.

¿Qué, acaso, esto se hace en alguna otra parte?

La verdad, en estos tiempos, no se ha visto para nada esta especie de trabajo, aún cuando hay quienes tienen una mayor representación, pero no tienen la voluntad, la decisión personal de servir, además de la experiencia que se requiere para mantener, por tanto tiempo, este contacto con la gente.

Y por si Usted, amigo lector, se pregunta todavía quién es Ricardo Ahued Bardahuill, le diremos que ha sido un hombre honesto que ya pasó con buenos resultados por la alcaldía de Xalapa, por la diputación local y federal y es actualmente Senador de la República, faltándole, sí, acertó definitivamente, la gubernatura del Estado.

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EL PREWIDENTE DE LA REPUBLICA, Andrés Manuel López Obrador, pierde una de sus primeras batallas políticas, pues el Congreso, no le aceptó su propuesta de darle mando militar a la Guardia Nacional.

Esto, de alguna manera, lo ha desbalanceado, aunque diga que no se dejará, pues para eso es el Presidente.

Sin embargo, hasta la tarde de ayer jueves, todo indicaba que la famosa corporación policiaca denominada Guardia Nacional, se aprobaría, pero con sustanciales cambios que le permitirán, por principio de cuentas, que sea dirigida por un civil en lugar de un militar, como se había planteado.

Parece que el Senado, finalmente se puso de acuerdo y resolvió que votar por la creación de la Guardia, pero con varios requisitos establecidos para que funcione de mejor manera y desaparezca el temor de la población general del país, de que la nación podría comenzar a militarizarse, después de que el Presidente, decidiera cancelar el Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México, concediendo al ejército la construcción de otro en terrenos de la propia base militar de Santa Lucía.

Además de todo esto, por las experiencias que se han vivido en el país, sobre la violación de los derechos humanos de mucha gente, durante el tiempo que el ejército ha estado en las calles para el combate a la violencia.

Por lo que se refiere a la permanencia del ejército en la lucha contra la inseguridad, también se dijo que serán cinco años, solamente, los que se utilice directamente a la fuerza militar, regresándolo a sus cuarteles y asignándole las tareas que constitucionalmente siempre ha tenido.

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Y EL LUNES, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.

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