«A Froylán Flores le corría tinta en lugar de sangre por las venas desde que era adolescente, allá en Misantla, cuando escribía con entusiasmo sus notas en «La Voz del Pueblo». Si, llegó a obtener el Premio Nacional de Periodismo que le entregó Luis Echeverría por su trabajo como columnista político. pero su propósito jamás fue el premio, sino realizar su trabajo con las mejores herramientas del momento, teniendo como objetivo siempre la sociedad y sus necesidades. Froy fue un hombre respetable y respetuoso de sus mayores y menores. Hoy en el más allá continuará con sus divertidos- y profundos- diálogos y monólogos». Es parte de lo que escribe María Elena Fisher.