RICOS Y PODEROSOS
Marco A. Mares
Están por cumplirse los primeros 100 días de gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.
En materia económica, se registran señales encontradas.
Hay buenas y malas. Ni todo es malo, ni todo es bueno.
Las buenas
Entre las buenas. El índice de confianza de los consumidores, que registró un nivel récord.
Creció 13.8 puntos en 12 meses y logra nivel máximo desde el año 2001.
De acuerdo con la información de Inegi, los cinco componentes del índice aumentaron a corto plazo y a un año.
Al cierre de febrero registró un incremento mensual de 5.94 puntos y se ubicó en 119.88 puntos. El ascenso “meteórico” que se ha observado en la confianza del consumidor se remonta a julio del 2018, fecha en la que se celebró la jornada electoral para elegir presidente de México.
Indudablemente este indicador está estrechamente ligado al nivel de popularidad que goza el presidente de México.
Mucho ojo. A pesar de lo positivo de este indicador, no se está reflejando en el nivel de ventas. O sea, no se está reflejando en el consumo.
Otra buena. Se registra al cierre de febrero, uno de los niveles más bajos de inflación.
El Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) registró una variación de 3.94% a tasa anual en febrero, el nivel más bajo desde diciembre de 2016, cuando fue de 3.36%, de acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Este dato está dentro del objetivo del Banco de México de 3% +/- 1 punto porcentual, que desde enero de 2017 se colocó por arriba. Otro dato no sólo bueno, sino muy positivo: el compromiso y cumplimiento en el primer Paquete Económico, de mantener la estabilidad macroeconómica.
El presidente Andrés Manuel López Obrador desde su primer discurso, al ganar las elecciones, prometió no gastar de más, no crear ni aumentar impuestos, y no endeudarse.
Las malas
Entre las malas. La primera es la desaceleración económica. Se ha registrado una cascada de revisiones a la baja de pronósticos de firmas financieras nacionales y extranjeras. Entre las últimas, la de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Redujo su pronóstico de crecimiento para México en medio punto porcentual para este y el próximo año. Para el 2019, anticipa una expansión de 2%, que está lejos de 2.5% que tenía previsto en noviembre; y ubicó el pronóstico para el año entrante en 2.3%, que está lejos de 2.8% estimado por ellos mismos hace cinco meses.
Se empareja en el pronóstico del Banco Mundial y se encuentra ligeramente debajo del que trae el Fondo Monetario Internacional (FMI). Esta revisión de la OCDE a la baja es de las más benévolas. La mayoría de las revisiones se acerca más al pronóstico de 1.6 por ciento.
Entre las instituciones que han revisado a la baja sus pronósticos están el Banco de México, que redujo su pronóstico de crecimiento anual a un intervalo de 1.1% a 2.1% para el 2019.
Es una onda expansiva de recortes sobre las expectativas del desempeño de la economía, tanto del mercado, como de organismos internacionales, que inició en enero.
Pero no sólo son los pronósticos. Se observan indicadores que reflejan la desaceleración económica: ventas de la ANTAD, inversión fija bruta, empleo.
Para enero, la ANTAD registra números que apenas están por encima de la inflación, lo mismo que Walmart. En el caso de automóviles, el primer bimestre marca un descenso de 1.9 por ciento.
Y por supuesto, entre las malas, la más preocupante es la revisión a la baja de las calificadoras Fitch y Standard and Poor’s respecto del gobierno mexicano y Pemex.
La debilidad de Pemex y la insuficiencia del plan de rescate de la empresa.
Hay luces y sombras en materia económica en los primeros 100 días.
Esquivel y Twitter
En medio de la revisión a Negativa de la perspectiva que recientemente hizo la calificadora de riesgo Standard and Poor’s vale la pena registrar el comentario tuitero de Gerardo Esquivel, flamante subgobernador de Banco de México.
Esquivel es un economista prestigiado y a pesar de su cercanía al presidente de la República, hay que reconocer su compromiso de independencia respecto del Poder Ejecutivo en el ejercicio de sus tareas en el banco central.
Esquivel escribió en su cuenta de Twitter: México está muy lejos de perder el grado de inversión. México está entre 2 y 3 niveles por encima del mínimo de grado de inversión (2 para Fitch y S&P y 3 para Moody’s). Pemex, sin embargo, está en una situación más frágil de acuerdo con dos de las principales calificadoras. En cualquier caso, no tiene ningún sentido descalificar a las calificadoras. Ellas sólo son las mensajeras.
El ajuste reciente a la baja de Fitch es similar al que hiciera Moody’s hace casi tres años.
S&P hace una valoración diferente y considera que la calificación crediticia de Pemex es similar a la del país.
A diferencia de S&P, tanto Fitch como Moody’s otorgan a Pemex una calificación distinta a la del país y ambas ya tienen a Pemex en el nivel mínimo para grado de inversión.
Bien por esa subgobernador. Ayudan mucho las explicaciones técnicas, en versiones sencillas.
Atisbos
INICIATIVA.- Cayó por su propio peso. Era tan descabellada que nadie podía respaldarla. La iniciativa de ley para revocar la autorización de operación de las agencias calificadoras es un absurdo mayúsculo. El autor visible, el senador Salomón Jara se quedó solo. El presidente Andrés Manuel López Obrador tuvo que decir que su gobierno no va a limitar a las calificadoras y que respeta su trabajo. El coordinador de la bancada de Morena en el Senado de la República, Ricardo Monreal, aseguró que su partido no respaldará tal iniciativa y la presidenta del partido, Yeidckol Polevnsky, dijo que no es un proyecto de Morena. No es la primera vez que los legisladores de Morena dan muestra de su “creatividad”.
Tomado de El Economista