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Hay micro machismos que con el paso del tiempo afectan más de lo que parece, que se repiten desde la infancia para dar pie a inseguridades y complejos que repercuten directamente en la ideología sobre el género. La educación que recibimos en el hogar y las frases que utilizamos también influyen en la percepción que la niñez tiene sobre sí al crecer.
En el día a día nos adueñamos de la cultura popular emitiendo juicios sobre acciones que antaño eran limitantes para hombres o mujeres, sin embargo en la actualidad nuestra misión es no repetir esos patrones, dejar de generar estereotipos que deriven en machos o sumisas.
Tuve la oportunidad de escuchar a Miguel Alba Cristales hablar sobre como la educación repercute en la ideología de género, ejemplificando que desde los juguetes a las niñas se les instruye para estar en el hogar, ser madres y aprender a cocinar, e incluso a manera de broma decimos que sin cocinar no se pueden casar o limitamos las aspiraciones de una mujer al rol de la maternidad, sin tener conciencia de que también las féminas tienen un sinfín de posibilidades y capacidades para desarrollarse en otros ámbitos.
En internet me topé con vídeo que me parece sensacional, en el cual le preguntan a distintos adultos jóvenes cómo harían ciertas actividades, comienzan por decirles: corre como niña, pelea como niña… con lo anterior los participantes hacen movimiento débiles, sin chiste o incluso incompletos por falta de capacidad, simulando que una niña no podría hacerlos. Posteriormente piden a niñas hacer los mismos ejercicios y los realizan a su máximo potencial.
Este vídeo explica que es después de la adolescencia que las mujeres comienzan a disminuir en autoestima y a limitar por sí mismas sus capacidades. En ocasiones nos referimos de forma despectiva hacia el género femenino: “No llores como niña”, “Vieja tenías que ser”, “Tenías que ser mujer”… y al final del día hacer algo como mujer o como niña no tendría que significar un insulto, porque conozco a mujeres que se levantan cada día para dar lo mejor de sí, mujeres que luchan por abrir nuevos espacios a las futuras generaciones, sé que grandes descubrimientos de la historia se los debemos a mujeres y que hoy tengo un espacio para expresar mis ideas gracias a precursoras que lucharon por sus derechos.
Tengo en la familia a ejemplos maravillosos, que si bien fueron educadas con otros parámetros han hecho hasta lo imposible porque mi panorama sea mayor, porque mis sueños no tengan límites y crea todos los días que ser mujer no es motivo de debilidad. Las mujeres de mi familia me han enseñado que ser mujer es fortaleza, es la mayor inteligencia y es la capacidad de multiplicarte y vencer cada obstáculo en la vida.
Así que sí, seguiré haciendo todo como mujer, así como en su momento lo hice como niña, porque ello ha significado dar lo mejor de mí, intentar apoyar a más mujeres a cumplir sus sueños y dejar de percibirnos entre sí como enemigas, porque creo que unidas y apoyándonos somos más fuertes y que sólo así se logra la igualdad que tanto anhelamos. Sólo trabajando en conjunto y forjando mentes en equidad y respeto lograremos caminar tranquilas, de la mano de hombres que vayan de nuestro lado sin intentar relegarnos y construyendo leyes que permitan cada vez más oportunidades sin distinción de género. El camino y nuestra lucha, aún no terminan.