PATRIMONIO

Joan Lanzagorta

Algunas veces he sido testigo de personas que han sabido manejar bien su dinero, para después perderlo todo. Supieron crear y hacer crecer su patrimonio, a través del ahorro y la inversión, pero se olvidaron de un aspecto crucial: protegerlo.

Me ha tocado, literalmente, ver de todo: gente que pierde su casa después de un terremoto; familias que pierden a su principal sostén económico de la noche a la mañana; hijos que se enferman de gravedad y los padres se endeudan más allá de sus posibilidades para sacarlo adelante, o bien, personas que pierden su empleo con una situación financiera muy comprometida.

Todos estos son sólo algunos ejemplos de cosas que pueden pasar y que ocurren con más frecuencia de lo que imaginamos. Muchas personas piensan “a mí no me va a suceder”, pero eso no es más que una esperanza vacía. En realidad, somos muy vulnerables. ¿Te has puesto a pensar cómo cambiaría tu vida si se diera alguna de estas situaciones (u otras)?

Por eso es tan importante, como decía desde el inicio, proteger lo que estamos construyendo por si algo malo llegase a suceder. Esto significa crear un blindaje financiero que tenga dos capas:

1. La prevención, que básicamente significa tomar medidas sencillas para cuidarnos. Logra disminuir el riesgo y también, en ocasiones, las consecuencias.

2. La protección, que minimiza un posible daño severo a la familia y a nuestro patrimonio.

Hablemos hoy del primero, que significa hacer cosas como, por ejemplo, poner una alarma contra robo en nuestra casa, conectada a una central. También podemos buscar que haya una iluminación adecuada en nuestra calle y en la entrada de la puerta principal y del garaje, e instalar ciertas protecciones físicas como herrería en ventanas, cerraduras de alta seguridad, dependiendo de nuestra situación particular. En el caso de departamentos, nunca está de más contar en el edificio con un guardia bien capacitado, de una empresa seria.

En lo que respecta a nuestra salud, podemos empezar durmiendo bien, hacer ejercicio de manera regular y tratando de tener una dieta equilibrada. En lo que respecta al automóvil, podemos buscar adquirir aquellos que tienen una mejor calificación de seguridad para sus ocupantes y menor índice de robos.

También podemos proteger nuestra información a través del uso de contraseñas seguras al navegar por internet (diferentes en cada sitio, con una longitud importante, que incluya letras mayúsculas y minúsculas, números y símbolos), las cuales podemos almacenar de manera encriptada. Además de usar un antivirus actualizado en todo momento, que también proteja y elimine malware y cualquier tipo de software espía. Entre muchas otras medidas como el uso de VPN si nos vamos a conectar a redes públicas.

En nuestras finanzas personales podemos evitar las deudas y buscar tener liquidez que nos proteja en caso de eventos inesperados. Podemos también considerar dentro de nuestro presupuesto mensual aquellos gastos que no son recurrentes, pero que sabemos que van a ocurrir, como el pago del predial o la compra de uniformes escolares. Podemos también buscar ir únicamente a cajeros automáticos de centros comerciales o dentro de tiendas, en horarios concurridos.

En fin, hay muchas otras cosas que podemos hacer para cuidarnos. Dice el dicho que más vale prevenir que lamentar. Pero tenemos que tener cuidado: si bien la prevención es muy importante, no lo es todo. Nos ayuda a reducir el riesgo, pero no a eliminarlo por completo. Por eso no podemos quedarnos nada más con ella: tenemos que añadir una capa de protección a nuestro blindaje financiero para hacerlo sólido y fuerte. De esto hablaremos en la segunda parte.

Te invito a visitar mi página: http://www.PlaneaTusFinanzas.com, el lugar para hablar y reflexionar sobre finanzas personales. Twitter: @planea_finanzas

jlanzagorta@nulleleconomista.com.mx

Tomado de El Economista.