PUNTO DE VISTA

Isaac Katz Isaac Katz

Un elemento clave que las empresas toman en consideración para decidir su inversión es el capital humano de trabajadores.

La economía mexicana ha crecido poco: 2% promedio por año por los últimos 30 años, porque ha sido caro crecer, habiendo regiones (como el sur del país) donde crecer es mucho más caro que el promedio nacional y otras (como el norte y el bajío) donde el costo es menor al promedio.

El crecimiento económico se deriva de dos fuentes. La primera es la acumulación de los factores primarios de la producción, capital físico (planta, equipo, maquinaria e infraestructura) y mano de obra (ajustada por la cantidad y calidad del capital humano de los trabajadores). La segunda, que es la más importante para un proceso sostenido de expansión, es el cambio tecnológico que aumenta la productividad de los factores y que es equivalente a una reducción de los costos de producción.

La acumulación de capital físico en planta, maquinaria y equipo, que es generalmente la inversión realizada por el sector privado (la inversión en infraestructura normalmente, aunque no exclusivamente, es llevada a cabo por el gobierno), así como la introducción de nuevas tecnologías en los procesos de producción están en función, principalmente, de la tasa de rentabilidad esperada. La inversión sólo se llevará a cabo si ésta es mayor al costo de oportunidad del capital, representada comúnmente por la tasa, explícita o implícita, a la cual se fondearía la inversión (es decir, si el proyecto de inversión tiene valor presente neto positivo).

Un elemento clave que las empresas toman en consideración para decidir su inversión, pero principalmente para decidir si introducen una nueva tecnología, es el capital humano de los trabajadores. Es claro que si la fuerza laboral empleada por la empresa no cuenta con el capital humano requerido, tanto en cantidad como en calidad para poder introducir y adaptar exitosamente un cambio tecnológico en el proceso productivo (mismo que se obtiene durante el proceso educativo formal y, posteriormente, con el entrenamiento en el trabajo), el costo efectivo de invertir será mayor y, en consecuencia, menor será el flujo de inversión, pero más importante aún, menor será la tasa a la cual se introducen modernas y más productivas tecnologías, todo lo cual inhibe el crecimiento.

Hay otros factores adicionales que las empresas toman en cuenta para decidir el monto de inversión y la tecnología que se utilizará y que son determinantes para estimar la tasa esperada de rentabilidad. Uno es la estructura de mercado en la cual operan, es decir, qué tanta competencia enfrentan por parte de otras empresas nacionales o extranjeras (cabe destacar que si el mercado fuese uno de competencia perfecta, tal como se establece en un libro de texto introductorio, ninguna empresa en lo individual invertiría y menos aún introduciría un cambio tecnológico en la producción). Otro elemento a considerar es el acceso físico a los mercados en los cuales venden su producción y en los cuales adquieren los insumos, es decir, las materias primas (que dependen de la infraestructura de comunicaciones y transportes, que a su vez dependen de las decisiones de inversión que haya tomado el gobierno).

Otros elementos que son cruciales que se toman en cuenta para decidir si invierten y cuántos son, por una parte, las reglas del juego formales vigentes en el marco legal (qué tan eficientes son y qué tanta certidumbre hay respecto de su vigencia) y, por otra parte, la garantía (o ausencia de ella) de que el poder judicial cumplirá su papel de proteger los derechos privados de propiedad, así como garantizar el cumplimiento de los contratos entre particulares y entre éstos y el gobierno.

Cómo estamos en México al respecto de lo aquí señalado será el tema de artículos por venir.

Tomado de El Economista.