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Para nadie es un secreto que en ocasiones los medios de comunicación tengan sesgos en sus posturas políticas, tampoco es secreto que en ocasiones los contratos de publicidad otorgados determinan la intensidad de la crítica y la agenda nacional. Quizás por lo anterior al Presidente le molestan los comentarios de algunos medios y por eso ha dividido a los comunicadores entre progresistas y prensa fifí o liberales y conservadores.
Es innegable que al Presidente le molestan los ataques de medios, pero olvida que la prensa está para informar para dar a conocer los datos aunque estos en ocasiones incomoden. En lo que el Presidente no se equivoca y es probable que de ahí venga su enojo es en el sesgo informativo, porque si bien se han presentado infinidad de errores durante las estrategias, también se han consolidado aciertos, los cuales merecen la misma difusión que la crítica porque los ciudadanos tenemos derecho a conocer los datos de nuestro entorno.
Aclarado el punto de que los medios de comunicación deben construir a las sociedades, más no engrandecer orgullos y que su labor es informar no la venta de publicidad, hemos de hablar de dónde está el verdadero enemigo de la transformación. El Presidente se equivoca al dividir a medios y sociedad en categorías diferenciadoras porque es justo la división de clases lo que no permite que todos tengamos las mismas oportunidades.
Es un error constante buscar la expiación de culpas en las críticas a su trabajo, como también lo es esperar fallas y errores en su gobierno, como si sus tropiezos no afectaran a toda la nación. El Presidente olvida que su enemigo ya quedó atrás en partidos políticos, que la etapa de campaña ya pasó y que es momento del trabajo por los resultados, no se trata de señalar juicios de valor, sino de demostrar con acciones que las decisiones son en beneficio de todos los mexicanos.
El enemigo está en las calles, en la impunidad, la corrupción. En el crimen organizado, en las fallas educativas, en el daño al ambiente por falta de cultura y educación ambiental. El enemigo sí está en grandes corporativos que buscan servirse del poder y en quienes insisten en dividirnos como sociedad, pero no de la forma que el Presidente ha insistido en señalar.
Atrás quedaron otros partidos como una real amenaza a su opinión, quizás por ello ahora señala como enemigos a quienes atentan contra su popularidad, pero no perdamos de vista la raíz de los problemas, no repitamos los errores de administraciones anteriores donde se evadían las responsabilidades. Seamos capaces de implementar estrategias en conjunto, pensando en maneras de unir a todos los poderes sin distinción partidista y de proponer nuevas estrategias. Que la transformación se note en el bienestar de México.