Después de ver estos cuatro últimos episodios de la serie de semifinales de la Champions League, ya puedo decir, finalmente, tratando de imitar la retórica beisbolera inimitable del ‘Mago’ Septién, ‘el fútbol es un deporte que construye puentes y derriba catedrales’.
No hay Olimpo que se le resista.
Y para continuar con ese repertorio de la crónica beisbolera y futbolera, la caída del Barcelona y del Ajax de Ámsterdam no hacen más que confirmar aquello de que ‘las grandes tragedias se escriben con dos outs’, y es que sí, hasta ‘el último minuto tiene 60 segundos’.
Simplemente increíble lo que sucedió el martes pasado en el estadio de Anfield, que por cierto fue construido apenas en 1884. El equipo local demostró que en Liverpool hay vida después del célebre cuarteto. Y es que, cosa de no dar crédito, los culés fueron a jugar el partido de vuelta con una cómoda ventaja en el marcador global de 3 a 0, con un golazo en tiro de castigo de Messi simplemente antológico. La ortodoxia dictaba que Valverde, el entrenador del Barsa iba a jugar con el marcador, pero no, los catalanes entraron al terreno como pasmados.
¿Qué les pasó?
En lo personal creo que el estadio de Anfield jugó su parte y esa afición que le ha sido fiel al equipo local por más de 120 años. Y también creo que los ‘Reds’ le pusieron mucha ‘alma, vida y corazón’, como también decía ese caballo de mil batallas de la crónica beisbolera, el mulato José Domingo Setién Fernández. Sin sus astros, en primer lugar el egipcio Salah y, sin hacerlo menos, pero en segundo término el brasileño Roberto Firmino, la suerte aparentemente estaba echada para los de Liverpool.
Con lo que no contaba el mundo es que el alemán Jürgen Klopp, que parece una hiena porque siempre está sonriendo, iba a mover sus fichas magistralmente de tal manera que neutralizó, ¡qué digo neutralizó, paralizó a su rival! Me parece que la clave de todo fue la convicción del alemán de que el juego de fútbol no se acaba hasta que se acaba. Alemán al fin, y los alemanes son resilientes por definición. Si todos los seres humanos somos capaces de adaptarnos positivamente a situaciones adversas o contrarias, hablando específicamente de fútbol, como los teutones ningunos otros.
Los ‘Reds’ van a estar en la final de la máxima competición europea de fútbol porque tuvieron el convencimiento de que podían vencer a Messi y a sus huestes que parecían imbatibles. Del otro lado, le iba al Ajax por la impetuosidad e irreverencia que dan la juventud, por su fútbol alegre y desenfadado, por su manejo del balón y técnica futbolística, pero igual, no contaban con la oportunidad del brasileño Joao Moura. Del lado de los Spurs también hubo convicción y un esquema táctico que neutralizó la vivacidad e impetuosidad de los holandeses. Aquí se impuso aquello que inmortalizó Díaz Mirón, el ave canta aunque la rama cruja como que sabe lo que son sus alas…
Pues vamos a ver cómo les va a estos dos equipos ingleses de mucha tradición, nada más estarán jugando dos equipos que entre ambos representan más de 250 años de gloria futbolística.
@marcogonzalezga