NO SE TRATA de defender tal o cual sistema educativo, ni tampoco de despreciar lo bueno o lo malo de cualquier esfuerzo que se haga en el actual gobierno o se haya hecho en administraciones anteriores. Lo que importa en este caso y eso es lo más prudente que consideran los estudiosos de la materia, que en el país se logre un verdadero programa educativo que se encuentre acorde con los nuevos tiempos y que incluya los avances más sobresalientes y que sean parte de una buena enseñanza para las futuras generaciones.
Hasta donde se sabe, la reforma educativa del Presidente Andrés Manuel López Obrador, no tan solo obedece a las promesas de campaña, donde dijo que todo lo que se contemplaba en la primera reforma estructural del pasado gobierno, desaparecería, para dar paso a nuevos lineamientos educativos, sino que también lleva implícita una buena dosis de política al determinar, por ejemplo, que ya no se apliquen evaluaciones a los maestros.
Así está sucediendo y se han borrado muchas cosas buenas, cuando en realidad, lo que se hubiera hecho es rescatar lo bueno de un sistema educativo que ya caminaba, para fortalecerlo con nuevas ideas y darle un mayor impulso a la educación, entendiendo que no todo es bueno de un sistema como no todo es malo dentro de los programas educativos del país.
El Presidente de la República, sabe muy bien que estas decisiones le traerán en el futuro, buenos filones de votos, ya que la mayoría de las inconformidades magisteriales tenían que ver, precisamente, con la evaluación, a las que pocos maestros quisieron entrarle.
Y es que, en principio no hubo la información adecuada, ya que de inmediato las reacciones fueron en el sentido de que al evaluarlos, sobre todo, para aquellos que no se sintieron capacitados para enfrentar un reto de esta naturaleza, les llevaría a perder sus plazas y sus derechos laborales, entre éstos los de antigüedad que les afectaría para el momento en que desearan jubilarse.
Aunque hubo explicaciones al respecto, poco se logró para convencerlos de que la evaluación tenía otros fines, es decir, buscar mayor calidad a la educación, ya que los maestros que no lograran pasar la evaluación, podrían someterse a cursos que los actualizara, es decir, todo con el propósito de mejorar la educación de todos los niños en todo el territorio nacional.
Como esas inconformidades fueron evidentes desde el dos mil trece, año en que se gestó la reforma educativa del Presidente Enrique Peña Nieto, López Obrador, las aprovechó bastante bien, tanto que el día de las elecciones los maestros, aquellos que no aceptaban la evaluación, corrieron a las urnas para votar a quien ya les había prometido en campaña que buscaría desaparecer la reforma educativa. Hoy, seguramente, todos esos mentores deben estar contentos con los resultados, pues López Obrador, ha borrado todo lo hecho en el pasado para darle entrada a la nueva reforma educativa, ya aprobada, para implementarla de inmediato.
El Presidente de la República, cumple de esta manera, con la mayoría de maestros, pero politiza, sin duda, a un sistema educativo que debería quedar fuera de estas consideraciones, pues con esto lo que más se perjudica es la educación de los miles de niños y jóvenes que comenzarán a experimentar, desde ahora, un nuevo sistema educativo que podrá favorecerlos, pero que tampoco se tiene la certeza de que así sea.
Con esta reforma educativa, así como también todas las cancelaciones de programas y obras del país, que forman parte del pasado, se van a la basura con evidentes pérdidas económicas, pero que fortalecen la popularidad de un mandatario y su partido para futuras elecciones en el país, pues de esta manera es como se busca perpetuar el mandato presidencial y gubernamental en varias entidades de la República.
Termina de esta manera el fantasma de la evaluación para muchos maestros que siempre temieron enfrentarse a ella y como consecuencia, también, muere el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación en México.
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¿Y QUÉ HACE EL COMISIONADO del Instituto de la Policía Auxiliar y Protección Patrimonial, para el Estado de Veracruz, Héctor Manuel Riveros Hernández.?
Pues nada, que se la está jugando todos los días para poder mantener el prestigio que el IPAX, tiene en todo el Estado de Veracruz, ya sea capacitando a sus elementos o bien procurando que la corporación cumpla, al pie de la letra, con su labor, la cual ha sido reconocida ampliamente, ya que los resultados que ha dado a la sociedad, son inmejorables.
Desde la creación de este Instituto, no se ha perdido, en ningún momento, la capacidad de resguardo que tanto se le ha encomendado, por lo que en estos tiempos, se ha procurado que cada elemento de la corporación, se encuentre al cien por ciento en su preparación y capacitación, de tal manera, que satisfaga permanentemente a los usuarios de estos servicios de seguridad, tanto para sus personas, como para sus empresas y negocios debidamente establecidos.
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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.
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