ENTRE NÚMEROS

Soraya Pérez

La participación de las mujeres en la vida pública de un país es uno de los temas más importantes dentro del contexto nacional e internacional. Como mujer y como funcionaria pública, de primera mano he podido constatar los grandes beneficios que emanan de la participación femenina en los procesos de toma de decisiones y su impacto en el crecimiento económico. Reconozco que México ha logrado avances relevantes en esta materia, razón por la cual somos el cuarto lugar en el mundo con más mujeres en el Parlamento; pero también hay que darse cuenta que aún queda mucho trabajo por hacer, especialmente con las grandes desigualdades en oportunidades económicas y las altas tasas de violencia que enfrentamos.

Afortunadamente, recientemente, la necesidad de atender este tema se ha posicionado en el centro de la coyuntura política nacional. Después de un intenso debate, la Cámara de Senadores aprobó, por unanimidad, la reforma a diversos artículos de la Constitución en aras de garantizar que exista la paridad de género en los tres órdenes de gobierno, así como en los órganos autónomos y los gobiernos estatales y municipales; un logro enorme que ¡debe de ser reconocido! Ahora será tarea de nosotros los diputados federales, quienes la discutiremos en los siguientes días, asegurar un futuro incluyente para todas las mujeres mexicanas.

La importancia de esta iniciativa no es menor, ya que, como lo he mencionado en reiteradas ocasiones, el empoderamiento de las mujeres es vital para el desarrollo sostenible de un país. Según la OCDE, cuando el número de mujeres ocupadas aumenta, las economías tienden a crecer de manera exponencial. También estudios de ONU Mujeres han revelado que más mujeres participando activamente en la economía aumenta la productividad, los rendimientos de capital, las oportunidades para otras mujeres y la igualdad de ingresos; algo que desesperadamente necesita nuestro país.

Por otro lado, está la cuestión de la seguridad. México es uno de los 20 países con la tasa de feminicidios más alta del mundo, según estadísticas de la Cepal. En lo personal, esto se vuelve mucho más preocupante, ya que mi estado, Tabasco, ocupa uno de los primeros lugares en esta materia a nivel nacional; un reflejo más del infierno por el que están viviendo mis paisanos. Dada esta situación, quisiera aprovechar este espacio para hacer un exhorto a las autoridades locales de Tabasco para que se establezca la Alerta de Género en nuestra entidad, y se discuta con mucha seriedad políticas públicas que mitiguen la violencia de género.

Según el informe sobre Brechas de Género 2018, elaborado por el World Economic Forum, México logró posicionarse en el lugar 27 de 149 países en materia de empoderamiento político de las mujeres; sin embargo, en términos de participación económica y oportunidades laborales caemos a los últimos lugares de la tabla. Por esta razón, es que, como diputada federal, he sido insistente en la incorporación de la perspectiva de género en nuestra legislación, presentando distintas iniciativas orientadas hacia el incremento de la participación de las mujeres, especialmente en los consejos de administración de las empresas privadas y paraestatales, como Pemex y la CFE.

Como mujer que forma parte de la vida pública de nuestro país, estoy convencida que somos nosotras las que debemos impulsar cambios sustantivos que promuevan la inclusión. México se encuentra en el momento preciso, con un Congreso que por primera vez en la historia es casi paritario y con mujeres decididas a hacerlo realidad. Celebro la disposición del Senado mexicano de dar el primer paso hacia una verdadera equidad de género en la vida pública nacional, ahora está en nuestras manos, ¡no les fallaremos!

¡Hasta nuestro próximo encuentro!

Tomado de El Economista.