¨Tendremos un sistema de salud similar al de los países escandinavos, al de Inglaterra y Canadá al final del sexenio¨ Andrés Manuel López Obrador dic 2018
Los sistemas de salud de esos países son los mejores del mundo, con un nivel muy razonable de satisfacción de sus ciudadanos, con la menor mortalidad y con la mejor atención a nivel mundial, le dan protección financiera a sus ciudadanos, logrando que nadie se arruine por atender su salud, y además de ello con un costo muy competitivo, de alrededor de 10 puntos del PIB contra los 18 puntos que le cuesta su sistema de salud a los Estados Unidos y con mejores resultados. Todos aplaudimos el proyecto del presidente López con la esperanza de llegar allí en cinco años y medio.
Las políticas que hoy se aplican en México y el camino que estamos siguiendo, van en sentido contrario al modelo al que debemos aspirar según el propio presidente.
Cuando uno lee los documentos generados en la SSA y a funcionarios, y se percibe que el modelo de salud que se propone es uno muy similar al que únicamente aplican tres países en el mundo, Cuba, Venezuela y Corea del Norte. Aquí hay que aclarar que si bien, Cuba redujo sustancialmente su mortalidad infantil, sus resultados en la atención de adultos y adultos mayores están muy rezagados respecto al resto de américa latina. Es decir, el mito que en México creemos respecto al sistema de salud de Cuba, es desmentido por la realidad de su sistema de salud. En ellos el estado nacional es el único prestador de servicios de salud, único y monopólico. Venezuela es el única país de américa latina en dónde la mortalidad infantil esta aumentando, con una crisis de salud, incluso con enfermedades que ya estaban controladas y ya hay brotes.
Un sistema de salud progresista, como el que plantea el presidente, es un modelo público, pues el financiamiento de allí viene. Es un modelo plural, dónde con reglas del juego establecidas claramente y vigiladas de manera estricta por el propio estado, hay un espacio para que haya prestadores de servicios médicos privados. La mayoría médicos generales que no son empleados del gobierno, sino que reciben el pago de un honorario previamente establecido, por persona atendida. Así, el usuario de servicios médicos puede escoger a quien acudir, generando libre competencia y reducción de costos. Esto en el primer nivel de atención y puede aplicarse también en el segundo nivel. En contraste el modelo que están aplicando va en el sentido de eliminar la libertad del usuario, quien tendrá que acudir al médico que el estado decida que debe atenderlo. Toda la prestación del servicio está centralizada en el gobierno nacional, con los problemas que la burocracia ya conocida siempre genera.
Ningún país de los que menciona como modelo el presidente centraliza la atención médica. En esos países los médicos están acreditados y vigilados. En Canadá por ejemplo, los hospitales son organismos privados no lucrativos, que negocian el pago por el servicio médico con el gobierno.
Lo que se está planteando es re-centralizar los servicios para la población que hoy no tiene acceso a seguridad social. Se crea el IMSS-Bienestar, que va a atender al resto de la población. El asegurado no ejerce la libertad de elección, tiene que ir a dónde lo asignen. Mientras tanto, el resto de la población tiene acceso a esa libertad, aún cuando le cueste. Al privar al derechohabiente de esa libertad de elección el sistema lo deja como ciudadano de segunda clase.
Si el presidente dijo la verdad, hoy el gobierno tiene la oportunidad de integrar la prestación creando un sistema de salud donde la gente tenga libertad de elección sobre dónde y con quien atenderse. Hoy en México el 30% de los derechohabientes acuden a clínicas privadas o a servicios de salud federales como los institutos federales de salud. El modelo que planteó el presidente es similar al de todos los países de la OCDE, es decir, es un modelo exitoso. Lamentablemente la realidad, los hechos, muestran que se camina exactamente en sentido contrario a lo propuesto por AMLO en diciembre.
Cuando el gobierno habla de sistema de salud gratuita engaña a los ciudadanos. Quienes financian el sistema de salud son quienes pagan las aportaciones o quienes pagan los impuestos. Hablar de gratuito en el momento del uso sería clarificar la realidad en lugar de generar clientelismo o un indebido agradecimiento.
Imaginemos que desde la ciudad de México se define la forma de atención médica en un rincón del país. La distancia entre el burócrata y el médico es tan amplia que reduce la calidad de los servicios de salud, tal como sucedía en la Unión Soviética. Si quien rige la idea del sistema de salud no es el compromiso del presidente en diciembre pasado, sino una ideología que ha demostrado no dar resultados, es tiempo de que quienes hoy están definiendo el sistema de salud mexicano, corrijan la influencia ideológica y comiencen a aplicar modelos que garanticen calidad y buen precio para la Nación.
Aplicar el modelo prometido por el presidente es imperativo para crear un solo seguro de atención de salud, con libertad del ciudadano para elegir quien le atenderá.
Por último centralizar las compras de medicinas es adecuado para mejorar las condiciones de compra. El problema es el sistema que se utilice para definir la necesidad de cada clínica y posteriormente el reparto de las mismas.
Es indudable que hay robos (huachicol) en toda la cadena de distribución de medicinas, instrumental y materiales. El control administrativo muy estricto permitirá eliminar dichos robos. Reducir el presupuesto sin sistemas de control administrativo rigurosos no sirve para evitar dichos robos.
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