En el 2001, Paty, mi esposa escribió: “Papi a cierta distancia de tu partida, tu presencia se hace más fuerte y más llena de ternura”.
Fue en un tributo a su padre, a Don Agustín Fierro Guereña, que publicó precisamente el 19 de noviembre de ese año.
Conocí a Don Agustín, un hombre de voluntad férrea y de una sensibilidad a flor de piel.
Hoy, a 18 años de esa fecha, entiendo perfectamente a Paty… SÍ que hay distancia y SÍ que se siente una ausencia que se traduce en presencia.
Gracias a esa concepción que aprendí de Paty, hoy entiendo el por qué en el paso cotidiano de los días, sin una hora determinada, sin proponérselo uno, llegan los recuerdos y hacen que el tiempo se detenga.
Percibo que el pensamiento vuela por el tiempo y se estaciona momentáneamente en el pasado…Eso es recordar lo vivido… revivir esas vivencias.
Es un darle la vuelta a la hoja, pero para atrás… es mirar el pasado para fortalecer los momentos difíciles del presente… es añorar esa compañía en espera de un sabio consejo para enfrentar el futuro.
Así suele suceder… a estas alturas no sé si es voluntad del corazón o sentimiento del cerebro hecho pensamiento.
Lo cierto es que hay gratitud por la vida…es sentir una ausencia para arroparse en el recuerdo…. Es atrincherarse para los desafíos de cada día.
De esta manera, hoy quiero disfrutar de este Día de Padre, sintiendo la presencia de Don Agustín que fue un extraordinario suegro y no en pocas ocasiones sustituyó la presencia física y consejera de mi padre, que adelantó mucho su partida, cuando yo apenas terminaba de cursar la secundaria… Esa sustitución NO esperada, se convirtió en una compañía necesaria y hoy añorada.
Con gran cariño y gratitud, quiero brindar por la vida y por dos papás que ya no están y siguen estando presentes: Don Agustín Fierro Guereña y Don Gilberto Bustos Cerecedo….¡Salud!
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