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Pon atención a tu entorno, todo lo que puedas vislumbrar en él fue imaginado antes por alguien, lo bueno y lo malo. Como seres humanos tenemos la capacidad de crear diversas ilusiones y después dotarlas de realidad para volverlas algo tangible. Es un ciclo infinito en el cual todo lo imaginado depende de lo que observamos y consumimos.
Ese ciclo ha hecho posible la creación de tecnología, el avance científico en el desarrollo de medicamentos o la prevención de diversos padecimientos. Gracias a la imaginación de grandes personajes en la historia la igualdad de género se ha colocado como un tema central, hemos volteado a otros puntos del planeta dónde la esclavitud y explotación aún existe como un suceso cotidiano. Con la imaginación viene la creatividad, la capacidad de proponer alternativas para un mundo mejor.
Aunque como todo en la vida, hay dos caras de la moneda, hay seres que imaginaron una raza mejor, aquella en la que sólo vivieran seres considerados superiores valiéndose de la experimentación y explotación de otros. Las ilusiones de esperanza que creamos y depositamos en ídolos del momento nos han llevado en distintos periodos a confiar en quienes solo buscan su bienestar, a creer en promesas vacías que rara vez se reflejan en acciones.
Los sueños son un buen producto mercadológico, los buscamos todo el tiempo, soñamos con estabilidad, con amor, con bienestar a través de lo que consumimos día con día, cuando no lo encontramos en nuestras compras, tratamos de adquirirlo en el cine, las canciones o la televisión, quizás por eso tienen tanto éxito las películas de Disney, dónde al final todo es feliz.
Tenemos una necesidad inmensa de creer que todo estará bien, de imaginar mundos mejores y confiar. Sin embargo lo que deberíamos comenzar a desarrollar y fomentar es la acción después de la imaginación. La capacidad de soñar e imaginar la tenemos todos, sobre todo cuando somos pequeños, falta fomentar la capacidad de acción, creernos que lo que imaginamos es posible y actuar para volver metas tangibles cada sueño.
Conforme crecemos nos topamos con obstáculos, perdemos la confianza en nosotros mismos cuando las ilusiones nos defraudan, cuando uno de los escenarios de esperanza se derrumba una y otra vez, cuando nos enseñan que la culpa es nuestra por esperar, comenzamos a creer que es mejor no soñar y entonces volvemos a un círculo en el cual vivimos a sabiendas de que todo es una ilusión, adquirimos instantes de felicidad por los cuales trabajamos la mayor parte del tiempo, porque nos enseñaron que así debe ser, los sueños pueden esperar lo importante es enfrentar la realidad.
Lo que deberíamos recordar es que los éxitos que tanto añoramos también pueden ser nuestros, que las formas de llegar a ellos son diversas pero que si somos responsables de nuestras ilusiones sí podemos alcanzar cada uno de nuestros anhelos. Yo anhelo un país con más oportunidades, con igualdad, donde el amor no tenga limitantes y las personas no tengan que gritar para que escuchen sus derechos, y sé que no se logrará mañana pero que puede transformarse día con día.
Puedo imaginar un mundo con respeto a los derechos humanos, al entorno y a otras especies, pero debo trabajar para que sea real. Si quiero crear algo mejor debo ser coherente con mis ilusiones. ¿Quieres crear un cambio en el país? ¡Sé el cambio! Suena repetitivo pero seguimos esperando que otros hagan lo que a nosotros nos corresponde. ¿Hasta cuándo vamos a responsabilizar a los gobiernos de todo lo que acontece? Confiemos en cada uno de nosotros y demos vida a eso que nos apasiona, dejemos de perseguir los ideales que otros nos han vendido y actuemos por lo que realmente queremos construir.