Año con año, miles de mujeres profesionales, emprendedoras y líderes gubernamentales se reúnen en la Cumbre Mundial de Mujeres para discutir la importancia de la participación femenina en la economía mundial, así como para explorar estrategias prácticas y recomendaciones para acelerar el proceso de inclusión de éstas en puestos de toma de decisiones. Sin duda, la importancia de esta cumbre no puede ser menospreciada, por lo que me sentí muy honrada de formar parte de la delegación mexicana que participó en los trabajos de este magno evento, mismos que se realizaron esta semana en Basilea, Suiza.
Este año, el objetivo principal de la cumbre fue el de concentrar diversas iniciativas, desarrolladas en diferentes partes del mundo, enfocadas en acelerar el acceso de mujeres a puestos de liderazgo corporativo. Adicionalmente, a través de distintos talleres, la cumbre buscó generar una vinculación estratégica entre los sectores público y privado en aras de diversificar las oportunidades económicas de las mujeres a nivel internacional.
A lo largo de esta jornada laboral se discutió una gran variedad de temas que sin duda son de amplio interés. Sin embargo, considero que uno de los más importantes fue el de la participación femenina en los puestos directivos de las grandes instituciones financieras a nivel internacional. Según las cifras más recientes, actualmente existe una representación de mujeres en más de 70% de los consejos de administración de los 100 bancos más grandes del mundo. Esto significa que, en este rubro, la presencia femenina se ha duplicado desde el último estudio realizado en el 2005, ¡una gran noticia!
Desafortunadamente, una de las regiones más rezagadas en esta materia es América Latina, donde, según cifras oficiales, las pérdidas del PIB atribuibles a disparidades de género en el mercado laboral llegan a ser hasta de 30 por ciento. Contrario a la experiencia latinoamericana, los trabajos de esta cumbre revelaron que, en términos de inclusión, hay países que han avanzado a pasos gigantescos, principalmente debido a las cuotas establecidas por ley y a la incorporación de un lenguaje de género en los códigos de gobierno corporativo.
Hoy más que nunca, considero que en México es importante retomar estas mejores prácticas internacionales, razón por la cual aproveché el espacio que me fue conferido en este foro para hablar de la iniciativa que inscribí y cuyo objetivo es alcanzar una representación femenina de 30% en los consejos de administración de las empresas que cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores y de 50% en las empresas de participación estatal mayoritaria. Estoy convencida de que sólo a través de la generación de acuerdos y el intercambio de experiencias es que lograremos que la inclusión corporativa de las mujeres sea una realidad.
Sin duda, la Cumbre Mundial de Mujeres 2019 destacó las formas en que la participación femenina se asocia con las mejores prácticas de gobernanza corporativa a nivel mundial. Asimismo, a través de un dinámico intercambio de ideas, quedó claro que la inclusión es una tendencia creciente e innegable, por lo que, si México no logra grandes avances en esta materia, perderemos competitividad y la capacidad de atraer nuevas fuentes de inversión.
Nuevamente, quisiera aprovechar este espacio para refrendar el honor que fue para mí el poder participar en esta cumbre como parte de la delegación mexicana. Agradezco a todas las mujeres que hicieron de este foro una experiencia altamente productiva y, en particular, agradezco a Patricia Espinosa, presidenta de la Cumbre Mundial de Mujeres capítulo México, por la invitación. Recuerden, el corazón de México somos las mujeres y hoy somos más las que tenemos la capacidad y experiencia necesaria para impulsar cambios que promuevan una verdadera inclusión.
Tomado de el Economista.