Mire, no está usted para saberlo ni yo para contárselo, pero pienso más rápido de lo que existo. No puedo sincronizar mi velocidad de escritura con mi capacidad de razonamiento, para que me entienda, de la cabeza le mentiría si le dijera que estoy al 100, ¡no, estoy al 150!, perdone si le suena a presunción de mi parte, pero esa es mi realidad. Alguien diría que tengo un cuerpo desobediente en una mente obediente.
A veces quisiera uno escribir a 200 por hora, pero definitivamente no se puede. Tengo que “tipear” a un ritmo de semi lento a lento aunque no quiera, esa es mi realidad. Y digo lo anterior porque no puedo escribir al ritmo de los acontecimientos que pasan a nivel internacional, nacional y local, los acontecimientos definitivamente me rebasan, se suceden más rápido de lo que quisiera y mis capacidades físicas no pueden seguirles el paso. Lo anterior no lo digo para que se conduela de este escribiente, simplemente el mundo va rápido e irremediablemente lo estoy viendo desde atrás.
Así, nada más para mencionar, sin orden cronológico alguno y sin orden de importancia: Copa Mundial de Futbol Femenil Francia 2019 (7 de junio al 7 de julio) la irrupción de la brillante capitana y excelente jugadora de soccer femenil, Megan Rapinoe, símbolo de la defensa de los derechos de la comunidad LGBT; Copa América Brasil 2019 (14 de junio al 7 de julio); Copa de Oro de la Concacaf (15 de junio al 7 de julio); la llegada del hombre a la luna (16 de julio de 1969) y el 76 aniversario del demonio británico, Mick Jagger (Dartford, Kent, Reino Unido, 26 de julio de 1943), que en realidad se llama Michael Phillip Jagger y, en fin, aún hay más como el 60 aniversario de la revolución cubana que se cumplieron el 1 de enero; la abdicación del emperador (monarca) de Japón, Akihito, quien fue sucedido por su hijo Naruhito y el 1 de mayo se recordó el 25 aniversario del trágico accidente de Ayrton Senna, el piloto brasileño de Fórmula 1, en la pista de Monza, Italia, para muchos el mejor conductor de la máxima categoría del automovilismo deportivo, entre otros.
Todos los acontecimientos de gran relevancia mundial y, por lo tanto, merecerían un comentario, aunque fuera breve. Poco a poco trataremos de ir desgranando cada uno de ellos, y a lo mejor de otros más. Ya veremos. Pero en esta ocasión quisiera referirme a un suceso local al que me parece no se le dio la relevancia que merecía, tal vez porque las nuevas generaciones de mexicanos no lo tenían muy presente, pero que para gentes como el que esto escribe, sí lo marcó hablando en términos de la sensibilidad musical y del romanticismo. Confieso que el hecho estaba pasando desapercibido, pero mi querido compadre, casi mi hermano, Julio Figueroa León, se encargó de recordarme la importancia que tuvo para mi generación, y me refiero a Gualberto Castro, que falleció el pasado 27 de junio.
Y cuando hablo del cantante como vocalista no lo puedo disociar de la agrupación de la que formó parte junto a sus primos Arturo, Jorge y Javier Castro, más conocida como Los Hermanos Castro. ¡Caray, que cuarteto, qué voces! Que calidad de artistas, polifacéticos, auténticos crooners. Si los Estados Unidos tuvieron a Frank Sinatra, Dean Martin, Jerry Lewis y Sammy Davis Jr., guardadas las distancias y las proporciones, nosotros tuvimos a los Castro y, además, a Marco Antonio Muñiz, Carlos Lico, Daniel Riolobos, Luis Demetrio, el ‘Loco’ Valdés, Pepe Jara, Mauricio Garcés, e inclusive Antonio Badú. Créanme lo que les digo, acá en la aldea, eran y fueron un auténtico show estos artistas. Llenaban el escenario, verdaderamente luminosos, brillantes, se disfrutaban tanto en centro nocturno como en cantabares.
Bueno, y de los Castro, me quedaría con dos composiciones que ahí han quedado para la eternidad: ‘Después del amor’ y ‘Yo sin ti’, cancionsones, brillantes, con letras inolvidables, románticas por antonomasia. Lamento la partida de Gualberto, la voz más pura de los cuatro. Tuve oportunidad de conocerlo allá por los 80, alguien de Xalapa –con muchos amigos en esta capital- me pidió lo apoyara en un asunto migratorio que tenía una de sus coristas de origen polaco que estaba irregular en el país. Algún día voy a platicar con más detalle de esa historia. Además, Arturo, Jorge y Javier Castro, hasta donde sé nacieron en Coatzacoalcos. Luego se le unió al grupo Benito, hijo del inolvidable ‘Bigotón’ Castro.
Gualberto, fue, además de un extraordinario cantante, un buen tipo y mejor cantante.
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