PATRIMONIO

Joan Lanzagorta

La realidad es que todo lo que hacemos tiene un impacto en el futuro; nuestras decisiones tienen consecuencias.

Hoy está de moda pensar que debemos vivir sin límites, porque vida sólo hay una y tenemos que disfrutarla. Me parece un pensamiento muy positivo y adecuado, pero como todo, no debe llevarse al extremo. También tenemos que pensar en el futuro que queremos construir para nosotros.

La realidad es que todo lo que hacemos tiene un impacto en el futuro. Nuestras decisiones tienen consecuencias. Se trata de pensar en el presente, pero también en el futuro: no limitarnos a vivir el aquí y el ahora, sino el hoy y siempre. Esto significa tener una visión más integral de las cosas.

Hace unos días conocí a una persona que, como muchas otras, está endeudada y no tiene ahorros. La mayor parte de su ingreso es por comisiones. Su salario base es muy pequeño y por eso las cuotas que paga su patrón a la seguridad social no representan, ni por mucho, lo que verdaderamente gana.

Me contó que había tenido una cirugía que lo dejó incapacitado por tres semanas. Estaba preocupado porque el importe de su incapacidad era muy bajo y no le alcanzaba para vivir, ni para pagar sus deudas. Nunca había pensado en ello.

La conversación le hizo darse cuenta de algo más: si algún día sufriera una invalidez que le impidiera seguir trabajando, de por vida, sería una tragedia para la familia.

Le pregunté entonces acerca de su retiro: si hacía aportaciones voluntarias a la afore, o si tenía algún seguro o plan personal de retiro. Su respuesta fue contundente: “¿Con qué dinero? Si apenas me alcanza para vivir”.

Vale la pena mencionar que él tiene 45 años, es soltero y sin hijos. Si bien su ingreso (incluyendo comisiones) no le permite tener una vida de lujo, sí es mayor a lo que gana 90% de la población mexicana, según las últimas cifras del Inegi. Su departamento es propio, por lo cual no tiene que pagar renta ni tampoco un crédito hipotecario (aunque sí mantenimiento). Sus gastos se concentran en restaurantes, bares y viajes con sus amigos.

¿Por qué entonces tiene que recurrir a deudas? Porque lleva un estilo de vida que excede sus posibilidades económicas y porque no se sabe administrar. Siempre se ha preocupado en vivir el aquí y el ahora, acumular experiencias, pero nunca en construir su propio futuro.

¿Podría ahorrar para su retiro? Tomando en cuenta que su ingreso está por encima de 90% de las personas en México, la respuesta contundente tendría que ser sí. Aunque primero tendría que salir de deudas. La pregunta es si estaría dispuesto a sacrificar algunas cosas para ello, porque el dinero es limitado y no se puede tener todo al mismo tiempo.

Digamos entonces que el retiro o protegerse en caso de una posible invalidez nunca había formado parte de sus prioridades. Es más fácil decir simplemente: “No gano lo suficiente”. Pero no es lo correcto, y esto tiene enormes consecuencias más adelante en nuestra vida.

Entonces, una persona tiene que pensar en su vida futura y en qué pasaría si por algún motivo ya no puede trabajar. ¿Con qué recursos contaría? Pero también podría pensar en otras cosas que podrían ser igualmente importantes, por ejemplo: ¿Tiene su departamento asegurado? ¿Qué pasaría en caso de un daño por sismo, por ejemplo?

Todos tenemos que concentrarnos en vivir intensamente el presente, pero esto no significa que debamos olvidar el futuro, porque la vida pasa y ésta se construye con las acciones que tomamos en el presente.

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Tomado de El Economista.