RICOS Y PODEROSOS
Dinero plástico, el día que desapareció
Marco A. Mares

Este sábado fue un sábado singular. Ese día prácticamente desapareció el dinero plástico.

Ese día acudí a un restaurante y el recepcionista me dijo: “Hay una lista de espera de media hora y sólo aceptamos dinero en efectivo o tarjeta American Express”.

Lo mismo les ocurrió a miles de personas. En restaurantes, en tiendas de autoservicio, en todo tipo de establecimientos comerciales.

Fue un día de pérdidas para los negocios. Pero, sobre todo, fue un día de frustración por los consumidores.

Desde temprano comenzó el desconcierto y la reacción de las autoridades fue nula.

Se registró un enorme vacío de comunicación, salvo los esfuerzos individuales de algunas instituciones entre las que destacaron Mifel presidido por Daniel Becker, que institucional y personalmente estuvieron informando en las redes todo el tiempo.

Becker siempre está en las redes y en plena contingencia supo qué hacer.

HSBC, que preside Nuno Matos, con mucha rapidez y diligencia respondió institucionalmente.

O de aquellos que se deslindaron de inmediato como BBVA, también a través de las redes.

Prosa, la falla
Este sábado 10 de agosto el sistema de pagos registró una jornada atípica.

Realizar pagos con tarjeta de crédito o débito no fue posible.

Fallaron por un problema de Prosa, proveedor de un grupo importante de bancos para las transacciones electrónicas.

Prosa es una de las principales empresas proveedoras de instituciones de crédito, de los servicios para realizar transacciones electrónicas.

Esa empresa reconoció que la causa fue la afectación en su Data Center de Santa Fe. Para la noche de ese día aseguró que prácticamente estaba superado el problema.

Los principales efectos fueron en cajeros y terminales punto de venta.

Prosa le da servicio a los bancos: HSBC, Scotiabank, Banorte, Santander y Banjército.

De quien no se vio reacción fue de las autoridades.

Ni individual, ni sectorialmente. Fue muy extraño porque recientemente, a partir de la operación de hackeo de la que fueron víctimas varios bancos comerciales, se creó un grupo de reacción, constituido por Banco de México, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, la Condusef y los propios bancos, precisamente para ordenar la información y orientar a los usuarios.

Impactos preliminares
De acuerdo con el expresidente de la Condusef, Mario de Costanzo, actualmente en calidad de consultor privado el impacto económico del sábado sin dinero plástico fue muy importante.

En un cálculo preliminar, estima que pudieron haberse dejado de realizar 17,000 millones de operaciones y afectó a 20 millones de usuarios. Di Costanzo así lo desglosa.

Banxico, en su reporte de operaciones del primer trimestre de este año 2019, de terminales punto de venta (TPVs), se registraron 850 millones de operaciones por un total de 525,000 millones de pesos.

Si se divide ese monto entre 90, en promedio diariamente se dan 10 millones de operaciones en TPVs.

Si se estima un valor promedio por operación de 620 pesos dan 6,200 millones de pesos.

Pero el problema no sólo fue en TPVs del grupo de bancos que tienen a Prosa como proveedor. Fue generalizado porque aquellos que quisieron pagar en un comercio con una TPV de Banorte, no podía aceptar una tarjeta de BBVA que no tiene a ese proveedor.

El universo de tarjetas de plástico que se usan es de 18 millones.

Respecto a los cajeros, en el primer trimestre del año hubo 490 millones de operaciones en cajeros, por un valor total 904,000 millones de pesos.

Si se divide entre 90, son 5 millones de operaciones diarias en cajeros, por 9,000 millones de pesos.

En un promedio de 1,800 pesos por uso de cajero.

Si se suma el universo, dan 17,000 millones de operaciones que no se hicieron.

Pero hay quienes tienen débito y crédito. Son 9 millones de tarjetahabientes de tarjeta de crédito. Y 12 millones de débito. Entre los 2 dan 20 millones de usuarios afectados.

Preguntas sin respuesta
Hay muchas más preguntas que respuestas sobre lo ocurrido.

¿Qué le pasó a Prosa?, ¿por qué no tuvo o no funcionó su back up? ¿En dónde estaban las autoridades? ¿Por qué abandonaron a su suerte a los cuentahabientes? Pudieron ser víctimas de la delincuencia cibernética y nadie los respaldó. ¿Quién va a pagar los platos rotos? ¿No habrá consecuencias?, ¿Como si nada hubiera ocurrido?

Son preguntas que obligadamente alguien tendrá que contestar.

Tomado de El Economista.